Desde que tengo memoria he estado mirando al cielo buscando una respuesta a mis súplicas , alguien que me saque de este lugar.
Una anciana me dijo que el universo obedece a quienes tienen una voluntad fuerte y desde entonces le he suplicado , le he...
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Visitar la capital del país nunca había sido su actividad favorita. Ni siquiera la impresionante arquitectura lograba despertar en el algo de fascinación. Quizá se debía a que había visitado el palacio cientos de veces y lo que en su adolescencia le había parecido inmensamente interesante por ser la cuna de la arquitectura antigua, de la cultura que precedió a la nueva civilización . A sus veinticinco años le parecía simplemente aburrida.
Aunque el motivo por el que junto a su madre y su equipo de élite visitaban el hogar de la familia real no le daba el suficiente tiempo para dejarse llevar por la pereza del aburrimiento. Brennan estaba tenso, preocupado como nunca e inevitablemente listo para la guerra que el rey ya había dado señales de estar preparado para desatar sobre Tyrrendor.
Bajo el esmoquin negro que vestía esa noche llevaba oculta una espada corta y en el saco dagas pequeñas pero letales. Ese estado de aparente paz en el que se encontraba la capital podía esfumarse en segundos. Marbh que descansaba en una montaña cercana estaba alerta al igual que su jinete esperando la mínima señal de peligro para sacarlo de ahí y ponerlo en un lugar seguro.
- Cálmate , solo es el cumpleaños de la reina...- susurró su madre sin alejar la mano que descansaba en el antebrazo de su hijo mayor.
-¿Y por eso reunió a los jefes militares del país?- le preguntó Brennan con una sonrisa tensa, una que pretendía disimular ante los ojos curiosos de las personas que los rodeaban la gran preocupación que sentía .
- Es una reunión extraordinaria disfrazada de fiesta de cumpleaños. Ya sabes cómo se maneja el rey...- su madre sonrió apenas pues cuando se metía en la piel de la comandante se olvidaba de ser Lilith.
-Estoy deseando irme pronto de aquí...-
-Ya casi acaba, cariño. Se que anhelas ir en busca de esa jovencita...-
Brennan sonrió con sinceridad por primera vez en semanas, su madre como siempre estaba en lo cierto.
-Eso se siente tan lejano que temo ya me ha olvidado...-
-Lo dudo. Nadie podría olvidar a un hombre como tú y no lo digo solo por ser tu madre, eres extraordinario Brennan , ella debe saberlo muy bien...-
-Eso espero...-
Solo espero se mantenga a salvo... pensó Brennan para el mismo, con la opresión en el pecho lastimándole el corazón como cada vez que pensaba en Ariadne. Mayo estaba en su punto, con sus lluvias bañando el país completo. Las flores que habían muerto en invierno ya habían vuelto a florecer y la jovencita que dejó en diciembre posiblemente no sería la misma que en aquel invierno. Pensar en Ariadne y como la había abandonado le dolía. Podía imaginarla llorando, sufriendo con su ausencia, sintiéndose abandonada, traicionada... herida. Casi seis meses habían pasado sin verse, seis meses en el que el dolor de no verla lo torturaba día y noche. Se sentía ruin por no haber regresado pero no podía hacerlo, ordenes superiores se habían dado y el tenía que acatarlas, tenía que ser un soldado ejemplar o las sospechas que su deserción provocaría podrían llevar hasta Ariadne el peligro que el deseaba evitar. Si no quería que los peligrosos miembros del consejo del rey llegaran hasta la pelirroja no debía dar motivos de sospechas. Tenía que ser un teniente sobresaliente.
