Desde que tengo memoria he estado mirando al cielo buscando una respuesta a mis súplicas , alguien que me saque de este lugar.
Una anciana me dijo que el universo obedece a quienes tienen una voluntad fuerte y desde entonces le he suplicado , le he...
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Sobrevolar el lugar en el que habité toda la vida y verlo convertido en un río de fuego mientras Kalel sostenía el cuerpo sin vida de Ondine en su pecho me parecía el evento más surrealista al que me había enfrentado. Sentía que estaba soñando, que el dios que me elevaba sobre los aires era producto de mi imaginación, Kalel me parecía el resultado del enorme anhelo por ser libre que tenía desde que era una niña. Una expresión de mi alma torturada deseando ser liberada. Y el precio que pagué por esa libertad fue muy caro. Obtener al dragón me había costado a Ondine. Dentro de mi pecho lo que debía ser mi corazón era más bien un hueco que sangraba sin parar. Y las lágrimas mezcladas con sangre no cesaban en su recorrido por mi rostro, sentí que moriría al igual que lo hizo mi amiga ,yo también quería morir... quería llegar a ese lugar de descanso eterno del que solían hablar las ancianas del pueblo y del que según ellas no éramos merecedoras debido a nuestro trabajo sexual, como si hubiéramos podido elegir un destino diferente. Quería abandonar ese mundo cruel que solo me había dado dolor y penurias. No podía hacerlo, no tendría cara para ver a Ondine en el más allá si dejaba a Vincent a su suerte. Tenía que poner a salvo a ese niño, el tenía que crecer, ser feliz, vivir una vida plena. Ondine había pagado por ese futuro miles de lágrimas y yo debía velar porque se cumpliera.
Kalel mantenía sus pensamientos en silencio más no sus sentimientos, podía sentir la ira fluyendo de su corazón hacia el mío y viceversa , teníamos poco tiempo juntos y de manera sorprendente el vinculo se fortalecía a cada segundo que pasaba. Los dos conocíamos bien la maldad del mundo en que habíamos nacido, la perdida había forjado nuestro presente y la ira escribiría nuestro futuro.
Cuando creí que Kalel me llevaría hasta la inmediación de la montaña donde las marionetas que controlaba seguramente ya estaban llegando su cuerpo se elevó a una velocidad que casi me hace caer, el frío de la cima acarició la piel desnuda de mis brazos por breves segundos para después volver a la calidez, estaba rodeando la montaña.
