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El maestro Sorrengail.

Árbol tras árbol, llegar a los inicios del templo me parecía eterno

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Árbol tras árbol, llegar a los inicios del templo me parecía eterno. Había recorrido los terrenos de ese bosque por meses , los conocía como si fueran la palma de mi mano y aún así llegar a mi destino parecía imposible.

Nunca antes había sudado tanto, la playera negra que Brennan me había regalado estaba empapada en la zona de mi pecho y en mi espalda. Los pants son levemente más grandes que mi talla aunque no podía culpar a Brennan por aquello, nunca antes había usado unos. Estaba acostumbrada a usar vestidos por lo que descubrir la comodidad de aquellas prendas había resultado ser una sorpresa muy agradable. Aunque en esos momentos la comodidad de la tela era en lo que menos podía pensar.

Las piernas me ardían y los pulmones parecían querer salirse de mi pecho y el dolor agudo que sentía en mi estómago crecía más y más con cada trote que daba.

- Ya casi llegamos, Ariadne.- gritó mi auto proclamado maestro a pocos metros de distancia.

Él era un verdadero monstruo. Mientras yo parecía un despojo humano el se veía fresco y radiante como las flores bajo la lluvia de verano. Ese hombre no era un humano.

- ¿Podríamos... podríamos tomar ... ?-

-¿Tomar qué...?- se burló mientras se alejaba más de mi.

Detente, Brennan.

El cuerpo del castaño se detuvo abruptamente unos segundos, después su mirada encontró la mía no muy contento.

- Prometimos no usar trucos.- me recordó para mí pesar.

Llegué hasta él y quise refutar pero lo único que pude hacer fue apoyar mis manos en mis rodillas mientras recuperaba algo del oxígeno perdido en ese trayecto.

- Necesito un descanso, cinco minutos al menos... por favor.-

-¿ Te estoy exigiendo mucho?- preguntó con preocupación.

- El problema no eres tú, soy yo... tengo que acostumbrarme eso es todo. Aunque si, tal vez podrías ser un poco más considerado.-

El se cruzó de brazos sin dejar de verme con diversión, debía ser una imagen muy graciosa la que representaba.

- Volveré al cuartel mañana y no sé cuando pueda regresar. Quiero irme sabiendo que tú condición física ha mejorado.-

- Y lo ha hecho. Al inicio no podía ni correr la mitad de lo que corrí hoy...- me defendí ante su mirada preocupada, aunque en el fondo yo también sabía que no era suficiente.

Corazón traidor. (Fourth Wing fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora