37.

268 22 44
                                    

La dama y la guerrera.

Los minutos de esos días soleados y coloridos se sintieron extremadamente cortos o quizá nunca antes había sido tan consciente de la duración del tiempo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los minutos de esos días soleados y coloridos se sintieron extremadamente cortos o quizá nunca antes había sido tan consciente de la duración del tiempo. En momentos como ese maldecía tener el control sobre las mentes y no sobre aquello que avanzaba lento y cruel, como un reloj de arena que no se detenía a pesar de llevarse mi felicidad con cada grano que caía.

Habría dado cualquier cosa por manipular los hilos de ese verdugo invisible que me arrastraba a una verdad que no deseaba vivir todavía, si alguien me ofreciera cambiar mi sello sin duda lo haría, deseaba poder aferrarme a los instantes maravillosamente dulces que viví durante esas semanas , no deseaba alejarme de mi nueva familia, no tan pronto.

Aquella tarde el sol se negó a aparecer, el cielo estaba cubierto de nubes grises una más oscura que la otra y en la lejanía que se percibía tras las colinas las incesantes luces de los rayos nos indicaban que una gran tormenta se aproximaba.

Aquello no me gustaba, sin embargo quizá los dioses podrían apiadarse de nosotros y la tormenta se desviaría de dirección. No había algo más peligroso para jinetes y dragones que volar durante una tormenta eléctrica.

Tal vez si Kalel y yo uníamos fuerzas podríamos desviarla. Aún recordaba con escalofríos como esas cuchillas de viento creadas por el dragón blanco habían rebanado las montañas de la cordillera fronteriza con Poromiel como si fuera mantequilla.

El poder de Kalel era aterrador... no podía evitar pensar que tan mortífero y peligroso había sido el dragón en su juventud. Por mis cuentas sabía que su edad rondaba poco más de los seiscientos años , así que el dragón de la coronel , incluso el de Cecilia y sobre todo la dragona de Damián eran prácticamente unos niños a lado del mío, si al ser un anciano había convertido las montañas en nada ... ¿ qué habría sido de la cordillera si me hubiera unido con Kalel al ser un joven de mi edad ?.

-Deja de pensar en mi edad y concéntrate en reforzar tus escudos, no quiero correr ningún riesgo de vuelta al consejo...-

Una sonrisa se me escapó de los labios por su tono gruñón. El no compartía la misma felicidad que yo al vivir en la residencia Mairi y aunque no lo admitiera estaba celoso por la buena relación que se estaba formando entre mi papá humano y yo...

-Mis escudos no han menguado, estaremos bien... si no nos derriba la tormenta primero. ¿Podemos desviarla?-

- ¿Por qué desviar algo que podría servirnos de cortina?-

- ¿Quizá por la inmensa energía que sus rayos despiden de manera impredecible? Hasta donde yo se no eres inmune a morir electrocutado y yo tampoco...-

- Haremos que avance hacia el sur...- contestó luego de unos minutos haciéndome reír por su necedad.

Mis escudos estaban activos y más fuertes que nunca. Tenía que evitar que algún misterioso enemigo se colara en mi mente si era capturada y más importante aún ,me estaba esforzando al máximo por ocultar una serie de pensamientos del mismo Kalel.

Corazón traidor. (Fourth Wing fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora