Desde que tengo memoria he estado mirando al cielo buscando una respuesta a mis súplicas , alguien que me saque de este lugar.
Una anciana me dijo que el universo obedece a quienes tienen una voluntad fuerte y desde entonces le he suplicado , le he...
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Después de su salida del cuartel en la frontera la primera intención de Brennan había sido ir en búsqueda de la pelirroja en Tyrrendor, rastrearla hasta encontrarla seguramente en la residencia Mairi o en un lugar alrededor del mismo. Pero no podía precipitarse, debía averiguar que tan mal pintaba la situación para ese bando que había elegido la mujer de su vida, necesitaba prepararse con suficiente información para el momento en que tuviera que sacarla de las garras de una guerra a la que no pertenecía.
Aunque habría deseado arribar a Tyrrendor la tierra que lo recibió fue la de Calldyr. Y el ambiente en ese sitio fue uno que lo llenó de una preocupación inmensa, el peligro ahí era latente, casi se podía respirar...
-¿Tú sabes que es lo que está pasando?- quiso saber Naolin una vez que sus pies tocaron el mismo pasto por el que Brennan ya había comenzado a avanzar.
-Nada bueno, nada bueno...-
-Hay más personas de lo normal, no recuerdo haber visto tantos soldados juntos ... quizá solo en Basgiath ...-
-No te diré lo que sé Naolin, si quieres saber algo debes esperar a que alguien más te lo diga...-
-Bien, bien. Puedo esperar...- se quejó el pelinegro.
Ambos jinetes avanzaron a paso lento entre el gentío disperso que los recibió a las afueras del cuartel general . Marbh y Tairn ya se habían alejado entre las montañas seguramente con la intención de cazar alguna presa descuidada.
Y conforme se adentraba al edificio de muros dorados y de contornos color bronce, Brennan se dio cuenta que en ese sitio la presa eran ellos, o específicamente, él...
El coronel Aetos , mano derecha de su madre de toda la vida se acercó a ellos con una sonrisa tensa, una que parecía haber ensayado previamente notó el castaño.
Sin saber exactamente el porqué los escudos de Brennan se alzaron como murallas gigantescas ante cualquier atentado de intrusión a los terrenos de su mente, una mente que aún se encontraba vulnerable por el esfuerzo titánico que había representado el reparar el daño que Ariadne había causado en ella.
Ariadne... tenía que alejar cualquier pensamiento sobre ella mientras estuviera en terrenos peligrosos.
-Coronel Aetos.- saludó cortésmente el teniente.
-Brennan, muchacho... Han estado esperando por tu llegada durante días, me alegra que por fin hayas llegado...-
-¿Dónde se encuentra la general Sorrengail?- quiso saber aún con esa sensación de peligro erizándole la piel.
-Los está esperando en la sala de juntas, permítanme acompañarlos . Las cosas no han hecho más que empeorar por aquí, me tranquiliza saber que ya podremos contar con la presencia de ambos jinetes y de ambos dragones...-
