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Un susurro en la oscuridad.

Cada día me resultaba más fácil recorrer la distancia que había corrido con Brennan en su estancia de semanas anteriores

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Cada día me resultaba más fácil recorrer la distancia que había corrido con Brennan en su estancia de semanas anteriores. Ya no sentía que me ahogara ni tampoco el ardor en mi vientre. Y tenía que reconocer que a medida que mi condición física mejoraba mantener el manto activo sobre mi mente duraba mucho más tiempo. Además había practicado el uso de runas simples por lo que mantener el calor en los muros de piedra del templo me era cada vez más sencillo. Eso era una buena noticia, así quizá no sería necesario abandonar la montaña cuando el invierno entrara en su fase más cruda.

Otro mes había pasado desde que Brennan nos acompañó, sabía que era difícil pasar tiempo con nosotros pero eso no evitaba la creciente ansiedad por su regreso.

Y no era la única que se había acostumbrado a su presencia, incluso los niños lo echaban de menos, a su buen humor e historias graciosas que los hacían no querer dormir para seguir escuchando más de los relatos que su padre le había contado a él cuando tenía su edad . Solo Kalel parecía estar en paz en su ausencia.

Por otra parte mi manejo con las espadas era un tanto más complicado, la espada individual no se me daba ni un poco en cambio las dobles... esas parecían haber sido hechas para mí como una extensión de mis brazos. El considerarlo una especie de baile me había ayudado a entender mejor el arte que era. Iba mejorando en ello pero seguía siendo una completa novata. Seguramente recibiría una paliza en mi primer combate real. Quizá pronto descubriría que luchar contra un enemigo humano sería algo sumamente distinto a luchar con los enormes troncos de los árboles que me rodeaban.

Sentí la vibración del escudo de Kalel intensificarse conforme me acercaba más al templo y pronto las risas de los niños me recibieron. Ese par no paraba ni siquiera con la llegada de la noche. Pobre Kalel, era quien peor lo pasaba con ese par de torbellinos que lejos de temerle lo adoraban.

Aminoré el paso aprovechando para respirar un poco. La imagen frente a mis ojos era sorprendente, el templo se veía como en sus mejores años ya no quedaba rastro de grietas o roturas en la estructura lejos había quedado su estado en ruinas. Brennan era sorprendente...

Vincent fue el primero en notar mi presencia con una sonrisa pícara me hizo la seña de guardar silencio para que a paso cauteloso me acercara a Sophie y con una rápida sacudida de hombros darle el susto de su vida. El grito de la pelirroja aturdió incluso a una criatura enorme como lo era Kalel.

-¡Lo siento.!- dije entre risas.

- ¡No es gracioso...!- se quejo la niña.

- Tómalo como un pequeño castigo por molestar a Kalel. Entiendan que el no es un niño como ustedes, necesita su espacio para descansar. Déjenlo en paz...-

Corazón traidor. (Fourth Wing fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora