10

1K 125 77
                                    

chaper ten — save jason

📍SAN FRANCISCO
Atenea Maximoff

APRETÉ CON FUERZA LOS OJOS TRATANDO DE enfocar la mirada, las paredes blancas me rodean y no veo mucho más que la cama, el techo y la televisión.
Reconocí el lugar enseguida, estoy en mi habitación.
Me senté despacio, refregándome los ojos con fuerza.
Acaricié mi frente sintiendo una fuerte puntada de dolor en la cabeza, escucho demasiadas voces que me gritan a la vez, la sensación de peligro corre por todo mi cuerpo.

Me levanté tambaleante, una voz se alzó sobre todas las demás. Abrí completamente los ojos; Dick.

Atenea, necesito ayuda. Jason. Encuéntrame.

Ladeé la cabeza. Y sin pensarlo, mis manos se encendieron en un brillo escarlata.
En menos de dos segundos encontré de dónde proviene la voz. Salí de mi habitación a paso rápido, pero sentí que no es suficiente.
Me impulsé con energía y me vi a unos cuantos centímetros del piso.

Y llegué en menos de un minuto; el último piso de la torre.

Me acerqué en silencio, analicé la situación, Kory tirada a lo lejos y Dick peleando con Deathstroke. Mi corazón se detuvo al ver a Jason atado contra la baranda del balcón junto a unos explosivos tratando de buscar la forma de zafarse de las cuerdas que lo mantienen inmovilizado.
Me tapé los ojos evitando que la explosión me cegara.
Mi cuerpo se congeló al ver a Deathstroke frente a Jason, sosteniendo un botón que detonaría todo el lugar.

—¡NO! —grité al verlo presionar esa cosa y el ventanal romperse, cayendo hacia abajo con Jason incluido.

Mis ojos ardieron.

Salí a escena, lanzando a Deathstroke por los aires, no me importó cuántos metros hubieran de aquí hacia abajo.
Sin pensarlo, mi cuerpo actuó por sí solo y me vi a mí misma lanzarme cuesta abajo ignorando el grito de Dick.
Apreté los dientes con fuerza por el esfuerzo de intentar llegar hacia él, me impulsé aún más con la bruma escarlata.
Jason estiró su mano hacia mí, aterrado. Su expresión quedó grabada en mí, sus ojos gritando desesperadamente ayuda y yo sintiendo que se alejaba cada vez más.

Finalmente lo agarré, envolví mis brazos en su cuello y lo abracé con fuerza.
Envié estelas escarlatas al suelo debajo nuestro, amortiguado la caía que tendríamos en menos de un segundo. Envolví el cuerpo de Jason con mi magia y lo sostuve en el aire, permitiéndome caer limpiamente.
Mantuve mi atención en Jason, bajándolo al suelo con cuidado. Me permití respirar cuando sus pies tocaron tierra firme.

Los orbes escarlatas se desvanecieron.

—Jason, Dios mío —jadeé comenzando a caminar hacia él.

Me tiré encima suyo, abrazando su cuello con fuerza. Lo sentí tensarse bajo mi tacto, pero no me importó. Simplemente cerré los ojos con fuerza e inhalé el perfume que tanto me gusta.
Jason envolvió mi cintura con cuidado, acunándome entre sus brazos.

—Gracias —soltó en un murmullo entrecortado—. Gracias, Atenea.

—No me agradezcas —negué acurrucándome en su hombro—. Pero no vuelvas a hacer una estupidez así, Jason, por favor. Casi me muero de un infarto.

—Lo siento —susurró aferrándose a mí.

Me separé apenas sin salir de sus brazos, lo suficiente para poder mirarlo. Tomé su rostro entre mis manos, analizando las heridas sus labios y mejilla.

—¿Estás bien? —acaricié apenas su piel con el pulgar, conecté mi mirada con la de Jason, sus iris verdes están puestos en mí de una manera tan intensa que me vi tentada a bajar la cabeza.

𝙋𝙀𝘾𝘼𝘿𝙊 | Jason ToddDonde viven las historias. Descúbrelo ahora