04

1K 117 35
                                    

chaper four — past

📍SAN FRANCISCO
Atenea Maximoff



VOLTEÉ PARA VER QUÉ TAN LEJANO ESTABA EL AUTO detrás nuestro, pero me encontré con la sorpresa de que estaba a tan solo unos metros.

—Jason —advertí apretando su abdomen—. ¡Acelera!

—¡Eso estoy haciendo, carajo!

La moto comenzó a ir a fondo, terror fue lo que me inundó el cuerpo cuando dio una vuelta inesperada hacia la derecha, puedo jurar que sentí el piso a nada de mi pierna, pero el muy hijo de puta supo controlar la moto conmigo arriba.
Se metió en algunas calles a una velocidad increíble, pero supongo que eso funcionó para perder de vista el auto que no podía meterse a contramano en una calle angosta.

Jason se metió en un callejón, poniendo la moto detrás de un contenedor de basura lo suficientemente grande para cubrirla.
Apagó el motor y con un toque en la pierna me indicó que bajara.
Eso hice, quitándome el casco de la cabeza.
Él me indicó que hiciera silencio, perdiendo la mirada en un punto ciego del lugar para escuchar atentamente.
Hice lo mismo que él, pero no escuché ningún auto acercarse a toda velocidad ni tampoco pasos por la calle.

Un silencio denso nos envolvió.

Fruncí el ceño tratando de agudizar el oído lo más que pude.
El sonido de un arma siendo cargada me alertó.

—¡Abajo! —tomé la mano de Jason y lo obligué a agacharse, de inmediato una bala pasó por encima de nuestras cabezas.

Apoyé la mano en mi cintura, de inmediato sentí el arma debajo del pantalón.
Conecté mirada con Jason, ambos supimos entendernos en silencio.
Me coloqué contra el contenedor, y guiándome por la sombra que dejaba el sol, saqué apenas las manos y disparé. No me preocupó herirlo, no tengo el mejor historial luego de sobrevivir a las calles de Gótica.

Escuché un alarido de dolor, supe de inmediato que le di donde quería.
El sonido de un cuerpo cayendo contra el suelo me alivió un poco, uno fuera.

—Mierda, maldito inútil —murmuró una voz ajena a la nuestra.

Notando mediante la sombra que se dio vuelta, aproveché para salir con el arma a la altura de mis ojos. Apunté al brazo que sostiene la pistola, y sin pensarlo, disparé.
El arma cayó en un sonido sordo al mismo tiempo que el desconocido gritó por el dolor de la bala.
Jason se apresuró a tomarlo del cuello y arrastrarlo dentro del callejón oscuro, tirándolo contra la pared.
Se inclinó frente a él, tomándolo del cabello canoso.

—¿Quién eres? —atacó mirándolo con frialdad—. ¿Por qué nos sigues?

—¿Que por qué te sigo? —el hombre soltó una carcajada, parece no importarle tener una herida de bala en el brazo—. Tienes una joya contigo, chico. Pero el dueño quiere tenerla nuevamente —posó su mirada en mí—. Wells puso recompensa por quien se la llevara, sin importar el estado de la niña.

Mi sangre se heló.

—¿Wells? —Jason frunció el ceño extrañado—. ¿El ex dirigente de S.T.A.R Labs? ¿Por qué la querría a Atenea?

—Porque es su creación, idiota —gruñó el canoso, amagando con moverse para golpear a Jason en un intento de sacárselo de encima, pero él reforzó el agarre de su cabello y golpeó la cabeza contra la pared sin piedad.

𝙋𝙀𝘾𝘼𝘿𝙊 | Jason ToddDonde viven las historias. Descúbrelo ahora