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chaper fourteen — you won't abandon me, right?

📍SAN FRANCISCO
Atenea Maximoff

NO PRESTÉ ATENCIÓN AL SENTIR MI MANO SER liberada, simplemente miré a Dick analizando su aspecto; parece recién salido de un psiquiátrico.
Me mantuve alerta, tiene cara de que en cualquier momento nos balea a cada uno.

—¿Por qué no dejan dormir? —Gar apareció en la escena, quejándose con el rostro adormilado y el cabello despeinado.

Hijo de puta, se había ido a dormir para dejarme desayunando sola con ellos.

—Dick, háblame —Hank llamó su atención, cauteloso—. ¿Qué hay con el arma? —señaló con el mentón.

Dick estuvo a punto de responder, pero se quedó quieto de repente, desviando la vista hacia un costado.
Estuvo unos segundos en silencio, repasándonos con la mirada.

—Dick, ¿estás bien? —lo miré extrañada, pero me ignoró por completo.

—Jason —jadeó de repente.

Miré hacia mis costado con rapidez, buscando el chico que había estado defendiendo.
Dick salió corriendo tomando mi mano en el camino para arrastrarme por los pasillos.
No dije nada, dejé que me guiara porque prefiero no dudar de él.

Mi sorpresa fue que llegáramos a la azotea.

—¡Jason!

Contuve la respiración al ver lo que el cuerpo de Dick me tapaba; Jason parado al borde del edificio.
Traté de caminar hacia él, pero Dick me detuvo, dándome una leve mirada antes de acercarse hacia él a pasos lentos y cautelosos.

Mi labio inferior tembló, mi corazón se encogió y el miedo me azotó.
Si da tan solo un paso...

—No dejo de caer —murmuró de repente, manteniendo su mirada fija en la vista de la ciudad.

—Estás bien —aseguró Dick, mirándolo desde lejos pero puedo sentir el maldito miedo e inseguridad brotar en su cuerpo.

Y quise gritarle que por favor corriera hacia él y lo alejara de ahí, yo misma tengo ganas de lanzarme hacia él.
Aunque de todas formas, sé que si Jason se tira yo voy detrás suyo. Él también lo sabe.

—No —negó de inmediato, entendí que está conteniendo las ganas de llorar por su voz quebrada—. No se detiene.

Me mordí la lengua con fuerza, sintiendo la desesperación y angustia de Jason entrar en mi cuerpo. Me rasqué el antebrazo con fuerza, tratando de tranquilizarme.

—Escucha...

—Bruce no fue el primero, ¿sabes? —Jason lo interrumpió con un tono ácido—, que intentó ayudarme. Puedo hacer una lista; familia, maestros, policías, tú. Nadie lo logró, Dick.

—Conozco alguien que sí —negó de inmediato, dándome una rápida mirada—. Atenea, ¿qué hay de ella? Sonreíste con ella más de lo que harías con nosotros en dos años, incluso logró que te abrieras a ella y llegó a ti, Jason. Porque supo comprenderte y escucharte, no como... nosotros.

—Estoy envenenado, Dick —desvió la respuesta, aún mirando fijamente un punto del vacío—. La mierda se expande, afecta a los más sanos. Eso incluye a Atenea, no quiero infectarla de esta mierda. Ella está tan... llena de alegría, es como una maldita luz donde va. Yo no quiero destruirla, no quiero apagarla. Porque eso es lo que hago, destruir.

𝙋𝙀𝘾𝘼𝘿𝙊 | Jason ToddDonde viven las historias. Descúbrelo ahora