06

1.2K 112 49
                                    

chaper sixchaos magic

chaper six — chaos magic

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

📍SAN FRANCISCO

Atenea Maximoff 

SOLTÉ UN BOSTEZO ABRIENDO LOS OJOS, ODIO QUE la luz del sol me pegue justo en la ventana.
Me refregué los ojos intentando saber qué día es y qué hora, es raro que no me hayan levantando para el desayuno.
Me destapé sentándome de golpe, fingí que no me pegué el mareo de mi vida y salí de la cama para ir directo al baño.

Me lavé los dientes e hice mis necesidades, la verdad es que hoy no tengo ganas de hacer una mierda.
Arrastré las pantuflas afuera de mi habitación, caminando por el pasillo con la cara de recién levantada que debo tener, seguramente parezco una loca con los pelos revueltos y los más cerrados que abiertos.

—Hey —me asusté cuando una mano se apoyó en mi hombro, me di vuelta dándole un manotazo. Dick levantó las manos, mirándome con cautela—. Lo siento, no quería asustarte. ¿Cómo estás?

—Bien —respondí con desconcierto, ¿debería estar mal por algo? Lo último que recuerdo es haber tenido una pesadilla y-

Oh.

—Estoy bien, no te preocupes —asentí con una pequeña sonrisa, Dick se encogió de hombros metiendo las manos dentro de sus bolsillos—. Yo sabía que te preocupabas por mí, Richardcito —me burlé mirándolo con un puchero falso—. Mi esposo no me dejaría sin más.

—Atenea —advirtió mirándome con el entrecejo fruncido.

—¿Qué? —sonreí restándole importancia—. ¡Vamos, Dick! Estoy bromeando, ¡relájate un poco!

—¿Quieres hablar de lo que soñaste? —preguntó con suavidad, ignorando mis palabras.

Así es como se arruina una mañana feliz.

Sentí mis hombros tensarse, traté de mantener mi sonrisa y miré fijamente sus ojos avellanas. Su expresión es suave y comprensiva, muy pocas veces suelo encontrarlo de esta manera. Siempre está serio y distante, aunque mayormente se ríe de nuestras tonterías. Sé que trata de cuidarnos lo más que puede.

—Ya... —carraspeé la garganta, tirando mi cabello hacia atrás—. Ya lo hablé con Jason. Pero de todas formas, gracias.

Dick levantó las cejas, mirándome incrédulo.

—¿Jason? —repitió curioso—. ¿Hablaste con Jason?

—Sí... —respondí arrastrando un poco la palabra, entrecerrando los ojos—. ¿Por qué?

𝙋𝙀𝘾𝘼𝘿𝙊 | Jason ToddDonde viven las historias. Descúbrelo ahora