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chaper five — panic room

📍SAN FRANCISCO
Atenea Maximoff




MIRÉ CONFUNDIDA MI ALREDEDOR, TRATANDO DE reconocer dónde carajo estoy. Paredes blancas, nada de ventanas, camilla y esposas.
Abrí los ojos por completo, asustada. ¿Qué mierda hago acá?
Bajé la mirada hacia mi cuerpo, pero lo único que veo es a mí misma con mi edad actual, no el cuerpo de hace unos años.
Me moví tratando de quitarme las esposas, pero solo empeoró las lastimaduras de mis muñecas.

—¡Hey! —grité con el corazón en la boca, ¿¡en qué momento llegué aquí!?—. ¡SUÉLTENME!

El aire comenzó a faltarme, reconocí perfectamente en dónde mierda estoy.
Traté de zafarme de los agarres, pero incluso en la cintura tengo uno.
Un peso en el cuello me distrajo, me quedé completamente quieta al reconocerlo.

El maldito collar eléctrico.

—Despertaste.

Se me heló la sangre al escuchar esa fría voz.

Sentí que si movía un mísero músculo me daría una descarga eléctrica. Su figura resaltó en la oscuridad acercándose a lentos pasos hacia mí, el terror me recorrió todo el cuerpo.
Traté de mantener la respiración normal, pero mi corazón acelerado no lo permite, ni mucho menos la ansiedad y desesperación.

Comencé a sentir que me ahogaba.

—Es bueno verte de nuevo,  Atenea —su sonrisa cínica me generó repulsión, se me revolvió el estómago—. Siendo sincero, pensé que no sobrevivirías al afuera sola, pero me equivoqué.

No abrí la boca, simplemente miré hacia un costado, negada a siquiera mirarlo de reojo.

—Mírame, Atenea.

Negué rápidamente, cerrando los ojos con fuerza. Tensé todo el cuerpo cuando un agarre duro en mi mentón me obligó a dar vuelta la cabeza, clavando sus uñas en mi piel.

—¡Mírame!

Abrí los ojos de golpe, encontrando esos iris azules insensibles que tanto me atormentaron a lo largo de mi infancia y adolescencia.
Apreté la mandíbula intentando mantenerme lo más seria posible, he aguantado cosas peores para ponerme a llorar justo ahora.

—Finalmente juntos otra vez —Wells rió, acercando su mano para quitarme un mechón de pelo que caía por mi rostro.

Me moví de inmediato, zafando de su tacto. Wells levantó las cejas, curioso. Ladeó la cabeza, analizándome con su mirada intensa.
Sostuve la conexión, negándome a intimidarme con su presencia.

—Te estuve buscando por tanto tiempo, Nea —sonrió cínico, manteniendo sus manos detrás de la espalda—. Todo este tiempo pensé que eras un fracaso, pero resultó ser que necesitaba largarte sola al mundo para que evolucionaras... ahora podremos hacer lo que todo este tiempo estuvimos planeando juntos... tomar el control de la ciudad, ¿no te parece un sueño hecho realidad?

Qué cliché.

—Sinceramente me conformo con una hamburguesa —decliné con una mueca.

𝙋𝙀𝘾𝘼𝘿𝙊 | Jason ToddDonde viven las historias. Descúbrelo ahora