15

706 68 2
                                    

— chaper fifteen —
war

📍GOTHAM
Atenea Maximoff

RESOPLÉ MIRANDO AL HOMBRE INCONSCIENTE frente a mí, comenzando a aburrirme. Por lo menos ese peso de culpa se fue de mis hombros, es una carga menos en la espalda. Eso no quiere decir que no siga enojada con él, va a tener que hacer algo más grande para que lo perdone, que se esfuerce un poco. Tal vez, no lo sé, ¿comprarme una mansión? O treinta ramos de rosas, me gustan las flores.
¡No! Una plancha para el cabello, se me rompió la que tenía.

—¿Cuánto más estará inconsciente? —se quejó Gar, cruzado de brazos.

—No lo sé —respondí distraída.

—Atenea —llevé mi atención hacia Rachel al escucharla, mirándola expectante—, tus dedos...

Confundida, bajé la mirada. Decir que no sentí nada cuando mis dedos están completamente ennegrecidos sería una mentira, porque siendo sincera se me subió el estómago a la garganta y el miedo me presionó el pecho.
Y sé perfectamente que es un efecto secundario de los hechizos de ese libro, es por eso que no lo uso a diario o tampoco utilizo sus hechizos salvo que sea una situación de emergencia como esta.

—No es nada —murmuré tirando las mangas de la sudadera para esconder las manos  hace rato había decidido cambiar el traje por la ropa común a causa de la incomodidad del corset por tanto tiempo sentada.

—Es ese libro de mierda, ¿no? —Gar me lanzó una mirada de reojo con amargura—. ¿Lo seguiste usando luego de lo que pasó esa vez en la Torre?

—¿Qué libro? —Rachel arrugó el entrecejo desconcertada.

—Un antiguo libro de magia oscura —miré con atención mis manos manchadas de sangre, pero aún así la negrura resalta. Me concentré lo suficiente para formar una pequeña ilusión; y con una tenue estela pasando a lo largo de mis dedos, comenzaron a verse normales—. Listo.

—¿Ya puedes controlar del todo la ilusión? —Gar levantó las cejas, sorprendido—. Estoy orgulloso de ti, pequeña idiota.

—Vete a la mierda —formé una leve sonrisa dándole un débil empujón en el hombro—. Pero sí, digamos que estuve practicando cuando estaba sola.

—¿Y puedes-

Rachel se interrumpió a sí misma cuando Dick comenzó a moverse, despertando de la inconsciencia.
Me paré detrás de su espalda tocando su hombro con cuidado para no sobresaltarlo, él se incorporó casi con rapidez, mirando confundido a su alrededor.

—¿Rachel? ¿Gar? —murmuró con la voz ronca tratando de levantarse llevando su mirada hacia mi mano, él abrió por completo los ojos al verme— ¿Atenea?

Seguí sus movimientos con cuidado por miedo a que tropezara al levantarse tan de golpe. Una vez estable, retrocedí un paso rompiendo todo contacto físico con él.

—Ya pasó —Rachel lo miró con cautela—, estás a salvo. Deja que te ayudemos.

—¿Estás bien? —preguntó Gar.

Apreté los labios rascándome el antebrazo sobre la sudadera en silencio, dejando que Gar dijera la famosa pregunta que los tres tenemos; ¿qué mierda pasó ahí abajo? El hecho de que no pudiera ni siquiera sentir su mente me hizo replantearme si realmente eso fue una buena idea, hasta que salió de la fosa como si nada.
Dick se pasó la mano por el cabello, señal de estrés.

𝙋𝙀𝘾𝘼𝘿𝙊 | Jason ToddDonde viven las historias. Descúbrelo ahora