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— CHAPER ELEVEN —
the loss of... what?

📍GOTHAM

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📍GOTHAM

TODO MI CUERPO DUELE ESTANDO EN BRAZOS DE Jason, me siento tan débil que ni siquiera me puedo sostener sentada sin ayuda de él.
Mi llanto no cesó, creo que es el shock de la situación y el miedo que me paralizó el cuerpo. Mi vista quedó fija en el cuerpo con el cuello cubierto de sangre manchando la blanca nieve, una parte de mí cree que va a levantarse y volver a repetir la escena.
Me obligué a mantenerme fuera de mis pensamientos concentrándome en los brazos de Jason, pero la realidad es que estoy demasiado cansada en este momento.

—Tenemos que salir de aquí —su voz baja me asustó, sintiendo sus brazos abrazarme con más fuerza—. Necesito que me ayudes a moverte, no puedo hacerlo solo.

Entonces recordé que él tiene un disparo en la pierna. Apoyé las palmas en la fría nieve y traté de empujarme hacia arriba, pero a los cinco segundos de haberme estabilizado, me dejé caer otra vez por dos razones; la nieve quema como la mierda y mi cuerpo no quiere responder ante los movimientos.
Un sollozo se escapó de mis labios por sentirme tan impotente e inútil, es como si me hubiera drenado toda la maldita energía del cuerpo, no sé qué carajo me hizo cuando me tocó la cabeza.

—Nea, por favor —Jason me miró con las cejas arrugada por la preocupación.

—No puedo —negué intentando tragar el nudo que presiona mi garganta—. Lo siento tanto, no puedo.

—Está bien —él empujó mi cuerpo nuevamente contra el suyo, sosteniéndome entre sus brazos. Apoyó sus labios sobre mi cabello mientras una de sus manos acunó mi rostro, acariciando mi pómulo con dulzura—. Estoy contigo.

Me acurruqué contra él tratando de eliminar la horrible sensación helada del frío de la nieve traspasando la ropa.
Detuve mi llanto cuando una idea cruzó por mi mente. Ignorando cuán débil me siento, levanté las manos frente a mi rostro, canalizando mi energía sobre las palmas de mis manos.
Pero nada pasó, el color escarlata no se hizo presente y un completo vacío me generó una angustia en el pecho tan grande que ni siquiera me di cuenta el momento en el que me había alterado nuevamente.

—Hey, hey, hey —Jason tomó mi rostro entre sus manos, buscando mi mirada de manera frenética—. ¿Qué pasa?

—Mis poderes —murmuré en un hilo de voz, el temblor en mis manos volvió sin piedad. Se me cayó el alma a los pies, la desesperación me dio un golpe de realidad paralizante—. Jason, no siento mis poderes.

—¿Qué? —él me miró con los ojos bien abiertos, perplejo.

—No los siento —mi respiración se agitó.

𝙋𝙀𝘾𝘼𝘿𝙊 | Jason ToddDonde viven las historias. Descúbrelo ahora