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chaper three — problems

📍SAN FRANCISCO
Atenea Maximoff



HOY ME LEVANTÉ CON GANAS DE MOLESTAR, ASÍ que fui directo a eso.

—¡Hola, Gar! —saludé feliz, sentándome a su lado—. ¿Qué estás haciendo?

—Buenos días, Atenea —Gar me sonrió, dándome una rápida mirada antes de volver hacia la pantalla—. Estoy por terminar una partida.

—¿Te parece si jugamos una? Estoy segura de que puedo ganarte —presumí cruzándome de brazos con diversión.

—Me encantaría, pero debo realizar unas tareas que me ordenó Dick —respondió vacilante, rascándose la nuca con incomodidad—. Tal vez la próxima vez.

Su partida terminó, pasándome el mando de la play con las palabras juega tú si quieres antes de dejarme sola en medio de la sala.
Mi sonrisa vaciló, no es algo fuera de lo común que pasara algo como esto. Miré a mi alrededor, encontrándome sola en un lugar enorme.
Unos pasos me alertaron, mi sonrisa volvió.

—¡Rachel! —exclamé sonriente, parándome de un salto para acercarme a ella—. ¿Quieres ir de compras? El otro día vi en el centro comercial una blusa que pensé que sería perfecta para ti, pero debes ver si te gusta primero. ¡Además tengo ganas de un helado! También vi un pantalón que quedaría perfecto con tu color de cabello y-

—Atenea —me cortó de golpe, mirándome con una mueca—. Te agradezco la invitación, pero sinceramente hoy no tengo ganas de salir. Prefiero quedarme aquí tomando un café sola, lo siento.

Me dio una sonrisa apenada antes de pasar por mi lado para seguir su camino.

—Oh, bueno —susurré aún manteniendo mi sonrisa, pero no puedo evitar sentir decepción. No quiero pasar otro día mirando al techo o el noticiero—. Está bien.

Me rasqué el antebrazo intentando pensar qué carajo hacer, comienzo a cansarme de sentirme ignorada.
Gar, Rachel... ¡Grayson!
Comencé a caminar en dirección a su habitación, sabiendo que por ahí él no me cerraría la puerta en la cara, es el único que se preocupó por integrarme en sus actividades, además de Gar.
Toqué su puerta despacio, esperando a escuchar su voz.

—¡Adelante!

Me adentré apenas, apoyándome contra el marco de la puerta. Dick llevó su mirada hacia mí, levantando una ceja en espera a que hablara.

—Te venía a preguntar si podías acompañarme al centro comercial, vi algo lindo para Rachel y me quedé con ganas de comprárselo —expliqué abrazándome a mí misma, la timidez me golpeó de repente.

—Me acaban de llamar del trabajo —Dick me miró un poco incómodo, levantando el celular que tenía en mano—. Debo ir, pero tal vez te puedo acompañar mañana.

Dejé caer los hombros, desilusionada. Apreté los labios negando, ya toda la emoción se me fue.

—No, está bien —murmuré corriendo los mechones que me tapaban el rostro—. Ve a trabajar tranquilo, yo... volveré a mi habitación, supongo.

Le di mi mejor sonrisa antes de retroceder mis pasos y cerrar la puerta detrás mío.
La última opción que me queda es Jason, pero sé perfectamente que si me acerco a su cuarto me rebana el cuello con un cuchillo.
Resoplé aburrida, hasta estar en las calles era más divertido que estar aquí encerrada.

𝙋𝙀𝘾𝘼𝘿𝙊 | Jason ToddDonde viven las historias. Descúbrelo ahora