06

778 78 5
                                    

chaper six —
return

📍CENTRAL CITY, TIERRA UNO
Atenea Máximoff

TIERRA NUEVE, HABÍA DICHO CISCO LUEGO DE experimentar un extraño momento de ver el sueño como un flash dentro de mí mente.

—Tierra nueve —repetí incrédula al escuchar a Cisco.

—Así es —asintió rápidamente—. Barry te llevará allí, y si no es volverán y seguiremos buscando.

—¿Están seguros? ¿Y si nos quedamos atrapados en esa Tierra? —me rasqué el antebrazo con nerviosismo, mirando desconfiada al latinoamericano.

—Tenemos controles especializados para crear brechas sin depender de Cisco —Barry sostuvo en alto un pequeño control con un botón en el centro. Lo miré sorprendida, pensé que esos eran únicamente para uso dentro de esta tierra—. Cisco, ¿puedes darme unos minutos a solas con Am- Atenea?

Noté la confusión de nombres, pero decidí no decir nada y callarme la boca.

—Sí, claro —asintió un poco confundido, retrocediendo sobre sus pasos—. Cinco minutos.

Observé su cabellera azabache desaparecer del lugar luego de unos pocos pasos, volviendo la mirada hacia el frente para encontrar al velocista mirándome con un brillo avergonzado en sus ojos.

—Supongo que llegó el momento de despedirnos —levantó los hombros tratando de verse desinteresado, pero por los días que llevo aquí Barry es todo menos desinteresado—. No quería que fuera tan pronto, pero supongo que Cisco tiene razón. Y, ¿te cuento un pequeño secreto? Mañana entraré a la casa de Devoe, otra vez. Puede que vaya preso ahora, así que de todas formas no me gustaría que estés para presenciarlo.

—¿Otra vez? —fruncí el entrecejo mirándolo con desaprobación—. Barry, ya hablamos de esto.

—Lo sé, pero necesito seguir investigando —suspiró rascándose la nuca con cansancio—. De todas formas, ¿quieres despedirte de los chicos? Estoy seguro de que te recibirán con los brazos abiertos.

—¿Puedes llamarlos? Realmente no tengo ganas de caminar por todo el laboratorio —bostecé sin querer, tengo sueño.

Una pequeña sonrisa divertida se asomó en los labios de Barry. Se acercó al micrófono de la mesa del monitor y llamó a los demás sin prisa alguna.
Esperamos pacientemente a que llegaran, y por la expresión de Caitlin me imaginé que Cisco ya le había dicho.
Me sorprendí al ver únicamente a ellos tres, supuse que eran el equipo original.

—Bueno, no me gustan las despedidas —comencé a hablar con una mueca—, así que simplemente les daré un abrazo a cada uno y un hasta luego, porque nos volveremos a ver o juro que encontraré la manera de venir aquí por mí misma. Si lo hice una ves, lo puedo hacer dos.

—Sí es lo que estoy pensando, ni lo pienses —advirtió Caitlin lanzándome una mirada amenazadora.

Levanté los hombros restándole importancia. Y sin prestarle atención a la rigidez de la doctora, la abracé con fuerza al igual que luego lo hice con Cisco, con la única diferencia de que Cisco me dio más vueltas en el aire que lavadora encendida.
Por último, me aseguré de darle el abrazo más reconfortante que pude a Barry, trasmitiéndole seguridad.

𝙋𝙀𝘾𝘼𝘿𝙊 | Jason ToddDonde viven las historias. Descúbrelo ahora