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— chaper twelve —
back to work

📍GOTHAM
Atenea Maximoff

TRATÉ DE ZAFARME DE SU AGARRE, PERO SU MANO se aferra con fuerza a la mía.

—¡Jason, detente! —demandé con una mueca angustiada—. ¡No debiste sacarme así, podría salir completamente mal si no terminaba el hechizo!

—No podía dejar que me vean —murmuró desinteresado, mirando a nuestro alrededor para verificar que no haya nadie—. Que, de hecho, hicieron.

Jason suspiró frustrado pasando las manos por su cabello. Me quedé quieta analizando su expresión con el corazón roto al notar que nunca había vuelto para pedir redención realmente, sino que todo este tiempo había estado del lado de Crane.

Más mentiras.

No dije nada en la vuelta hasta el departamento, salvo hasta que Jason hizo el amague de querer dejarme aquí e irse nuevamente, pero no lo dejé.

—¿Desde cuándo me mientes? —murmuré obligándolo a detenerse.

—¿Qué? —Jason volteó a verme confundido.

—¿Desde cuándo me mientes? —repetí cansada, sentándome en una de las tantas sillas del departamento, clava do mi mirada sobre sus fríos y desconcertados iris verdes.

—¿De qué estás hablan-

—Creo que es bastante obvio el hecho de que estás con Crane —dejé caer los hombros con una actitud levemente decaída—. Me dijiste que te sentías mal por las cosas que hiciste, por la muerte de Hank, por absolutamente todo mientras estabas debajo del efecto de la droga. ¿El que te desintoxicar también es una mentira o debo creerte ciegamente como estuve haciendo hasta ahora?

Jason simplemente me miró a unos cuantos metros alejado de mí con las manos escondidas en los bolsillos del pantalón. Su rostro inexpresivo e ilegible me golpeó justo en el pecho, su silencio me hizo dudar si todas aquellas cosas que me dijo desde que volví con él eran ciertas.

—¡Habla! —exclamé levantando la voz, viendo el destello de sorpresa corriendo por su rostro. Y tan rápido como vino, se fue.

—Ya sabes la respuesta.

Desde que volví.

Incrédula, lo miré sin poder creerlo. Bajé la cabeza, negando. Traté de mantener mi respiración regular, enredando los dedos por mi cabello aprovechando para cubrirme el rostro.
Solté una larga respiración en mi mejor intento de no perder la compostura, pero se me hace jodidamente difícil ante la situación.

—¿Todo este tiempo? —cuestioné refregándome los ojos—. ¿Todo lo que dijiste?

—No mentí cuando dije que te protegería de todo —Jason murmuró indiferente, mirándome con atención.

—Oh, gracias, eso me hace sentir mejor —ironicé dejando en paz mi cabello, porque si me altero soy capaz de quitármelos de un tirón hasta quedar pelada—. Dios, te defendí de todos, le di la espalda a los Titanes, dejé a Gar y me puse a todos en contra para estar contigo, ¿¡y me lo pagas mintiéndome en la cara luego de todas estas semanas!?

𝙋𝙀𝘾𝘼𝘿𝙊 | Jason ToddDonde viven las historias. Descúbrelo ahora