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chaper eight —
escape

📍GOTHAM, TIERRA NUEVE
Atenea Maximoff

ME DESPERTÉ ASUSTADA AL SENTIR UN PINCHAZO en el cuello, encontrando de inmediato a esos ojos fríos mirándome con pena.
Traté de alejarme de inmediato, pero lo que me inyectó parece tener efecto rápido.
La máscara cubre sus ojos y el traje se ajusta a su cuerpo.

—Suéltame —murmuré débil, intentando sacar sus manos de un manotazo.

Grayson tomó mis muñecas, frenando mis movimientos y levantándome del suelo de un tirón.
Jadeé por el dolor en las piernas que me provocó levantarme de golpe, él tomó mi cintura para estabilizarme.

—No me toques —jadeé con la voz quebrada por la sequedad de mi garganta—. ¿¡A dónde me llevas!?

—Eres lo suficientemente inteligente para deducirlo —respondió distante.

Y sí, no necesité que me lo dijera. Mi labio inferior comenzó a temblar, me está llevando a la fuerza y drogada a un lugar que evidentemente no quiero ir.
No controlé el nudo en mi garganta que ocasionó las lágrimas tapando mi vista.
Reprimí una queja dolorida por la debilidad de mis piernas, cada paso se siente como si los gemelos se me desgarraran y las rodillas cedieran.
Arrugué el rostro tratando de seguir su paso, pero llegó un punto en el que mi cuerpo dejó de responder.
Él lo notó, por lo que no dudó en pasar un brazo por debajo de mis piernas y levantarme al estilo nupcial.

—Sabía que no debía confiar en ti —susurré con el veneno fluyendo por mis palabras. Observé con atención la expresión de Grayson; disfruté el momento en el que el dolor cruzó por su mirada—. Tú repudiabas a Wells. Pero, Grayson... acabas de hacer exactamente lo mismo que él. Y te odio por eso.

Los ojos de Dick se clavaron en los míos, mirándome de una manera que no pude descifrar. Sus ojos están brillosos, destilando una especie de arrepentimiento y vergüenza, además de dolor.
Me encargué de no demostrar nada más que ira y odio a través de mi mirada, porque eso es lo que siento ahora mismo hacia él.

Grayson desvió la mirada, saliendo de la mansión para acercarse a su coche. Abrió la puerta con rapidez y me dejó sentada en el asiento del copiloto, y por más que me encantaría irme corriendo de aquí, mi cuerpo no me responde.

Apenas toqué el asiento me quedé dormida.

Gracias, Grayson, por drogarme.

Otra vez.

[. . .]

Fruncí el ceño abriendo los ojos despacio, la cabeza se me parte y todo a mi alrededor da vueltas.
Parpadeé intentando acostumbrarme a la luz del lugar. No reconocí dónde estoy, ni mucho menos el hombre que está frente a Grayson.
Traté de incorporarme despacio, la droga sigue causando estragos en mi cuerpo.
Me tomé la cabeza por el dolor punzante, sigo viendo sobre y movido.

—Atenea, vamos —Grayson tomó mis antebrazos, levantándome despacio. Traté de soltarme de su agarre, pero una vez más, no pude. Me acercó al desconocido—. Llévala contigo, será suficiente para distraerlo lo necesario. Ni se te ocurra lastimarla o hacerle algo porque yo mismo te mato, Crane.

—¿Así como lo hiciste tú? —me burlé arrastrando las palabras, apoyándome sobre el desconocido—. No me hagas reír, Grayson.

𝙋𝙀𝘾𝘼𝘿𝙊 | Jason ToddDonde viven las historias. Descúbrelo ahora