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chaper eleven — spellbound gift

📍SAN FRANCISCO
Atenea Maximoff



LOS DÍAS PASARON Y CON ELLOS MI PREOCUPACIÓN crece. El comportamiento de Jason cambió y no para mejor; se distrae demasiado, tiene pesadillas intensas a la noche, disocia con facilidad y parece más dormido que despierto, sin contar las ojeras que le marcan los ojos.

Suspiré al levantarme y no sentir su brazo rodear mi cintura, se convirtió en rutina que yo viniera a dormir a su cuarto a pedido suyo.
Volteé en silencio, encontrando su figura parada frente a la ventana, mirando fijamente el exterior perdido en sus pensamientos.
Me levanté despacio, caminando hasta llegar hacia él.

—Buenos días —murmuré abrazando su cintura, Jason volteó la cabeza para mirarme sobre su hombro, formando una pequeña sonrisa.

—Buenos días —saludó colocando sus manos sobre las mías, acariciando mi piel con su pulgar—. Es temprano, ¿qué pasó que te levantaste?

—No te sentí —suspiré apoyando mi mejilla contra su omóplato derecho.

—Lo siento, no podía dormir —murmuró distraído, volviendo la mirada hacia la ventana.

—¿Por qué no me despertaste? —miré el perfil de su rostro incrédula, no pude evitar notar que sus labios gruesos resaltan y su nariz se lleva toda la atención.

—Estabas durmiendo como si te hubiera pasado un tractor por encima, no creo haber podido despertarte —se burló volviendo un poco a la realidad—. Ayer me dijiste que dormiste muy pocas horas y sé que eso es por mí, no me molestaba dejarte dormir un poco más.

—Me quedaría toda la noche despierta si eso implica ayudarte, Jason. Deberías haberme despertado —lo regañé soltando un suspiro en silencio.

—Lo sé —observé la pequeña sonrisa dulce que se formaba en sus labios, ignorando la ola de escalofríos que me provocó en todo el cuerpo. Jason deshizo mi agarre, dándose vuelta para mirarme. Corrió un mechón castaño de mi rostro, colocándolo detrás de la oreja—, y no tienes idea de cuánto te lo agradezco, ya no sé cómo hacerlo.

—Lo puedes hacer dejar de tratar de alejarme de tu lado —ideé levantando las cejas, él se tensó de inmediato, alejando su mano de mi rostro—. Sé que estás tratando de evitarme, pero quiero ayudarte. Solo puedo hacerlo si me dejas. No me empujes afuera de tu vida con todo lo que esperé para estar en ella.

Jason me miró fijo, no pude identificar la emoción en sus ojos, pero sé que no es nada positivo.
Subí mis manos hacia sus hombros, empujándolo contra mi cuerpo. Jason abrazó mi cintura de inmediato, escondiendo su rostro en el hueco entre mi cuello y hombro.
Acaricié su cabello lacio, ahora deseo saber cómo se vería con rulos.

—Tengo miedo de lastimarte —soltó de la nada, aferrándose a mí—. Destruyo todo lo que toco, Atenea. Eres lo único bueno que tengo en este momento, no quiero arruinarlo. Bruce una vez dijo que soy la definición perfecta de destrucción, porque mi alrededor siempre termina perjudicado por una actitud mía.

—Bueno, el hijo de puta de Bruce se puede ir bien a la mierda —siseé poniendo los ojos en blanco—. A mí solían decirme que por donde paso, dejo un completo caos. Y, ¿sabes qué se necesita para causar destrucción, Jason?

𝙋𝙀𝘾𝘼𝘿𝙊 | Jason ToddDonde viven las historias. Descúbrelo ahora