Capítulo 4

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—Maldito informe —maldijo John susurrando. Hacía días que se quejaba del trabajo que hacíamos.

En realidad estaba de acuerdo con él, maldito informe, era una molestia. Will era el único que nunca se quejaba.

—Estoy cansado de hacer esto —dijo Will, ambos le prestamos atención—. Que sea más corto, a la mierda.

Así lo hicimos, borramos algunas cosas para resaltar otras y luego por fin acabar con eso.

Seguía pensando que no había prisa en hacerlo, pero supuse que no podía aplicar lo de dejarlo para última hora, no esta vez. Igual no es algo tan corto, quizás nos llevaría más páginas y días conseguirlo.

—Oigan, tengo algo que hacer —dijo John recogiendo sus cosas—. Nos vemos mañana —empezó a salir de la habitación, seguro iría por ahí a perder el tiempo, pero me daba igual, no quería verlo.

—No irás a tu casa a dormir —dijo Will, no había despegado su mirada del computador—, no haré tu parte.

—¿Cómo sabes que voy a mi casa? —preguntó, sonrió con sorna.

—Eres un tonto —se encogió de hombros—, no pensé que pudieras hacer otra cosa.

—¿Por qué no haces eso por mí y te lo pago? —llevaba ofreciendo eso cada pasado día.

—No —respondió riendo.

John le mostró su dedo medio, Will le respondió con lo mismo. Parecían llevarse muy bien estos días.

—Esto no es divertido —dije, había estado viendo mucho la hora en mi celular. Realmente no hacía nada más con él, nada.

—¿A quién le escribes tanto? —habló John con burla, trató de acercarse a ver. Aún tenía su estúpida sonrisa burlona dibujada en su estúpido rostro.

—A nadie —guardé el aparato y me encogí de hombros restándole importancia—. No es tu maldito problema, de todas formas.

—¿Tienes algún amigo secreto? —siguió burlándose, Will observaba receloso—. ¿Qué es?

—No, no es tu problema.

—Oh, supongo que no es nada, sólo te juntas mucho con él, ¿no? —apuntó a Will, quien miraba disimuladamente—. ¿No eres tan rudo ahora?

—¿Qué importa si me junto con él? —dije quitándole importancia, me molestaba un poco en el fondo. Nadie habló más después de eso.

Continuamos con nuestra tarea hasta que se hizo de noche. Sentía un poco de lástima porque Will, realmente, hiciera todo el trabajo, él hacía la mayor parte. No entendía por qué insistía en tenernos ahí, viendo mientras él hacía todo. Decidimos irnos antes de que llegara su madre, me preguntaba qué tan mala había sido la experiencia de John con ella.

—Hey, Darrien —habló John después de salir de casa de William, poniendo su mano en mi hombro—, ¿podemos hablar?

Lo miré extrañado, jamás lo había escuchado con un tono serio. Supongo que incluso él tenía un lado decente.

—No —respondí, seguí caminando.

—Vamos —insistió, volvió a reír con burla y yo rodé los ojos—, tómate algo conmigo.

—Ah, está bien —acepté sin muchas ganas—. Si me aburro, me largo.

Ambos fuimos caminando por la calle hasta algún lugar que servía café, no pensé que quisiera ir ahí, pero no me vendría mal una taza.

—¿Para qué me trajiste aquí? —nos sentamos en una mesa alejada al fondo. Él suspiró y se sentó delante de mí

—Darrien, tú y yo no somos amigos —volvió a hablar serio—. Ambos tenemos algunos secretos, ¿eh? Cosas que nos conviene no decir.

Miradas Frías [gay] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora