Capítulo 22

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Me abrí paso por la abarrotada entrada de un viejo antro en una zona baja de la ciudad. Will iba detrás de mí luego de haber discutido con el guardia para que lo dejara entrar.

Pasamos por el gentío que bailaba la música popular que sonaba a todo volumen en todo el lugar, bebían o se drogaban desmedidamente... O simplemente se comían a besos entre toda la gente. Definitivamente estos lugares no eran mi tipo.

Busqué a John con la mirada, lo encontré sentado en la barra junto a Cedric y otro chico más, nos hizo señas con la mano para que los alcanzáramos y sirvieron unos tragos.

—Al fin llegan —nos dijo—. Casi es media noche, llegaron en buen momento.

Buscamos una mesa para cinco y un camarero nos llevó una botella de tequila y varios vasos.

—¿Quién es él? —murmuró Will en la oreja de John.

—Él —habló enfatizando— es Steve, agente de policía.

Quedé sorprendido ante su forma de hablar, ¿había bebido de más?

—Es mi compañero —concluyó Cedric, quien sí tenía un tono de voz coherente.

—Pidan lo que quieran, esta noche estamos celebrando, además... —buscó algo en su bolsillo— hoy invita Vlad.

John comenzó a reírse a carcajadas enseñando una tarjeta de crédito negra, al parecer, propiedad de Vladimir. Atraía la atención de algunas personas en las mesas vecinas y Cedric y yo compartíamos la misma mirada de amargura y vergüenza ajena.

Todos llenamos los vasos hasta la mitad de tequila y lo bebimos casi de inmediato.

—¿Y qué se celebra? —pregunté.

—Ya todo está planeado —bebió el último trago que quedaba en su vaso—. El golpe será lo más pronto posible.

—La policía también está lista —continuó Steve—. Todo irá bien.

—¡Propongo una ronda de tragos! —comentó John, quise rodar los ojos, ¿cómo podía estar tan tranquilo con todo esto?

No era muy fanático de las fiestas ni este tipo de cosas, pero decidí unirme a la ronda.
Hubo cinco rondas de cinco tragos, a fondo cada una, John ganó. No hacía falta decir que estaba más que ebrio.

Incluso Cedric se escuchaba un poco entonado con el tequila, su amigo, en cambio, se encontraba, o parecía, completamente bien.

Will había decidido no beber mucho y se quedó un rato contemplando su copa medio vacía. Yo me sentía bien, incluso me estaba divirtiendo, pero sabía que me marearía si seguía.

De un momento para otro, en algún momento, una chica se encontraba sentada con nosotros. Reía a carcajadas con las bromas de John y Steve. Tenía que admitir que era muy hermosa, en cualquier otro momento me hubiera ido a la cama con ella, y luego la mataría, claro estaba.

Era morena y de cabello color avellana, ojos verdes oscuros y brillante sonrisa. No se veía promiscua, a diferencia de otras chicas que se podían ver en todo en lugar. John se veía extasiado con ella.

En el último piso del antro se veía un gran reloj junto a los parlantes. Era la una de la madrugada, no me explicaba como había pasado la hora tan rápido.

—... Entonces le robé la tarjeta a mi padre... ¡Puedo invitarte lo que quieras! —John contaba chistes y hablaba de estupideces con aquella chica, se veía ya muy borracho. Lo detendría si no me estuviese divirtiendo tanto.

John paró de reír en seco y se quedó petrificado uno segundos, tomó un trago de un vaso desconocido y se levantó bruscamente de la mesa.

No entendí muy bien qué pasó, pero no sabía qué le había dado, todos quedaron igual de confundidos que yo, tal vez eso era lo que faltaba para que la fiesta se acabara.

Miradas Frías [gay] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora