Extra #8

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Will y Darrien caminaban por la calle en la noche. Ya era tarde, hacía frío y tenían que caminar a casa.

Ya no salían tanto juntos, ambos tenían obligaciones. Will debía ir a la universidad, Darrien debía arreglar la casa nueva y trabajar en su computadora. Siempre trataban de encontrar tiempo para estar con el otro.

Ya había pasado más de un año desde que habían decidido casarse. Tenían una casa nueva y más grande, y Will trataba de convencer a Darrien de que ya consiguiera un maldito auto.

Era lindo cuando pasaban un rato juntos, aunque fuera sólo en casa.

Las calles estaban oscuras y ambos andaban tranquilamente. Will tomaba la mano de Darrien, lo hacía a veces; él mentiría si dijera que no le gustaba.

Era una lástima que ya no fueran los niños que fueron. John tenían razón cuando decía que apestaba ser adulto.

—Tengo que empezar a buscar dónde hacer pasantías —comentó Will, no hablaban mucho mientras caminaban.

—Te conseguiré algo —Darrien se encogió de hombros y el menor rió.

Es bueno si tu esposo es el dueño, legalmente, de un bufete de abogados. Él no quería quedarse con eso, pero terminó haciéndolo. Sólo debía sentarse frente a una computadora en casa a ver si los que realmente manejaban la compañía le decían algo.

Lo bueno era que ya llegarían a casa y podían dormir, esa era la parte favorita del día para ambos.

Algo, de repente, llamó la atención de Will. No solía prestarle mucha atención a lo que estaba a su alrededor, sólo miraba al frente. A unos pasos de él vio una caja de cartón enorme, tenía grandes agujeros también y se movía vagamente. Debía haber algo dentro de ella.

Se detuvo y miró la caja por unos segundos, alzó una ceja y se acercó. Le daba un poco de miedo saber lo que habría dentro de ella. Se hincó y movió un poco la caja, empezó a abrirla lentamente.

Darrien lo miraba extrañado.

—¿Qué es? ¿Un perrito? —preguntó, frunció el ceño y guardó sus manos en los bolsillos de su abrigo.

—Es un bebé —respondió alarmado y con sus ojos abiertos.

Volvió a incorporarse lejos de la caja, sentía que temblaba. Dentro de esa caja había un pequeño bebé sentado, estaba completamente despierto y jugaba con algo.

—¿Qué? —habló nervioso, se acercó ligeramente a la caja para ver de qué se trataba eso.

El bebé estornudó, estaba haciendo frío. Darrien, igual que Will, se alejó rápido, ambos se miraron nerviosos.

—¿Qué hace un bebé ahí? —dijo Will, su voz era como un chillido.

—Sus papás deben estar por aquí, ¿no crees? —dijo Darrien, su voz también era nerviosa.

—¿Cómo que sus padres deben estar por aquí? —Will frunció el ceño, el bebé lloró—. Oh, dios, debe estar muriéndose de frío.

Volvió a acercarse con miedo a donde el bebé sollozaba ahora. Ninguno de los dos quería tocarlo, daba miedo esa situación. Estaba cubierto con mantas y, aún así, estaba frío.

—¿Qué crees que haces? —Darrien hizo una mueca al ver cómo Will levantaba al bebé cubierto de mantas, y cómo este dejaba de llorar—. Will...

—Lleva la caja —pidió.

Sentía sus manos temblar mientras sostenía al bebé. El pequeño estaba acurrucado, debía estar buscando calor.

Miradas Frías [gay] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora