Epílogo

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Antes de que el sol saliera en la mañana, el doctor Grayson ya debía estar más que listo para su trabajo. Tenía que ir a su oficina y hacer todo su papeleo antes de que llegaran pacientes, le gustaba hacerlo él mismo, así recordaba siempre cómo eran realmente sus sufridos.

Le gustaba leer una y otra vez sus apuntes de las sesiones y escuchar sus grabaciones. Le apasionaba la atención psiquiátrica.

—Así que ¿cómo has estado? —preguntó sirviendo una taza de café.

—Bien.

A la tarde del día las calles estaban iluminadas por el sol, las nubes no habían querido salir por ese tiempo. Tampoco había tenido mucho trabajo que hacer —como cada día, sólo atendía a unas pocas personas. Se dio la libertad de recibir a una cabellera dorada, peinada esta vez, que había llegado imprevistamente. Sin embargo fue una sorpresa de lo más grata.

Grayson había reproducido miles de veces las cintas de ese chico, no se cansó de escucharlas por mucho tiempo. Pensó incluso en contactarlo, cosa que verdaderamente nunca hizo para evitar perturbarlo.

Se sorprendió mucho cuando lo vio aparecer por su puerta, con su socarrona sonrisa de medio lado y un traje de vestir negro. Jamás creyó que lo vería de nuevo, menos así.

Por su parte, Darrien también estaba alegre de verlo; estaba alegre en general.

—Hace años que no te veo —habló el doctor—. ¿Has hecho algo diferente en estos años?

—No —dudó—. Bueno, algo.

Darrien estaba de buen humor, lo había estado los últimos días de las últimas semanas. Incluso le había cogido el gusto a usar el anillo de oro que llevaba en el dedo. Adquirió el hábito de hacerlo girar en su dedo cuando estaba aburrido, ansioso, o simplemente lo hacía inconscientemente.

No usarlo era como estar desnudo ahora, aunque al principio la idea era comprar sólo el anillo de Will —el rubio no tenía verdadero entusiasmo por tener uno para él— pero luego este lo obligó a usar uno también. Primeramente se sentía raro, a él nunca le agradó llevar muchas cosas además de su ropa.

El doctor no paraba de sonreír en la dirección de Darrien y eso le divertía y ponía nervioso. Le recordaba a su novio, que le sonreía cada día a toda hora. El menor había estado el doble de contento que todo el mundo, aunque normalmente era así todo el tiempo, él era el más positivo.

Darrien era feliz, William era feliz. Ambos eran felices juntos. Incluso John parecía más feliz, y eso era decir mucho. Cuando el castaño llegó, sorprendió a gran escala a todos. Ambos le ofrecieron gustosos su casa, pero declinó. Él había estado más callado y extraño que de costumbre, y no era para menos, pero todos habían estado junto a él, inclusive Cedric, quien le estaba dando su casa aún a pesar de John, que no quería molestar a nadie.

Afortunadamente había tenido muchas oportunidades de burlarse de sus amigos, lo que le subía el ánimo. Sobre todo con todo el asunto de que su amigo tenía planes de casarse, y que la madre de su novio estuviera entrometida en eso también era asunto de risas para el rizado.

Darrien tenía el miedo secreto de que John estuviera deprimido, casi nunca se lo quitaba de la cabeza. Solamente quería que su amigo acomodara su vida.

Darrien se había sentado en un sillón junto al de Grayson, y habían hablado un largo rato de todo un poco. Al rubio todavía le costaba hablar un poco con él, pero el doctor sin embargo podía hacerlo hablar fácilmente. Ambos estaban muy satisfechos, Darrien con su vida y el mayor con lo que el muchacho le contaba, y hasta se sentía feliz por él. Era lo menos que le causaba al saber que luego de todo lo que había pasado, disfrutaba de felicidad y bienestar.

Y eso era un logro inmenso para el contrario. Por primera vez en su vida sentía que estaba haciendo las cosas bien y eso lo llenaba de dicha. Todo a su alrededor estaba bien, y prometía estarlo más tiempo. Todo lucía en paz y podía decir con seguridad que estaba siendo feliz.

—¿Te quedas a otra copa? —preguntó Grayson.

Darrien negó rápido con la cabeza y se levanto, ya parecía que se había hecho de noche.

—Lo siento, doctor —dijo sin perder oportunidad a que sonara burlón—. Tengo que ir a una boda.

Miradas Frías [gay] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora