Miradas Frías [gay] TERMINADA

Extra #2

Capítulo extra/especial: El padrino de bodas (o donde Cedric y John apuestan a que Darrien no llega a la boda)

John estaba nervioso, y eso que no era él quien iba al altar a casarse. Una razón para estar con los pelos de punta era que no había visto a Darrien desde que le dijo que se verían en el salón, hace unas horas atrás... Y aún no veía rastro de él. No hacía más que morderse las uñas y preguntare dónde demonios podría estar, y haciendo qué.

Sintió que vomitaba cuando Will le preguntó dónde estaba, y el pánico sólo le permitió encogerse de hombros y sonreír nervioso. Y desde eso no lo había visto a él tampoco.

—¿Estás nervioso?

Cedric estaba frente a él, sentado plácidamente en una silla mientras el rizado sentía los nervios en la garganta. Le estaba sonriendo.

—No he visto a Darrien, y no sé cuánto falta para salir —dijo.

—¿No ha llegado? —John negó—. Y la señora esa... Mary, ¿no se está volviendo loca?

—No se habrá dado cuenta...

—¿No tienes idea de dónde está? —John volvió a negar rápidamente.

—No —rió nervioso—. Pero ya sabes que los padrinos lo hacen todo, supongo que tendré que casarme yo con Will mientras él llega.

—¿Crees que no...?

—No lo digas —lo interrumpió John más inquieto.

Ambos se sumieron en un silencio incómodo después de eso. Fue como la vez en que John salió de prisión y Cedric le ofreció su casa, y él de verdad estaba incómodo porque no lo quería molestar; o la primera vez que John fue a la cárcel, cuando no quería hablar con nadie y sentía vergüenza y asco de que lo vieran así, ese momento sí que fue incómodo para él. Todas esas veces Cedric le había recordado que no debía ser tan idiota y que estaría bien. John solía ser idiota cuando no estaba bien con algo, cuando no fingía que todo estaba bien para él.

La primera noche que paso en casa de Cedric —durmiendo en su habitación de invitados— no pudo dormir absolutamente nada, sólo estaba agobiado de que ya no estaba durmiendo en una cama metálica y dura, y no sabía qué haría después. No pudo pegar un ojo. Pasó lo mismo la primera noche que durmió en casa de Vladimir, su padre, esa fue su primera noche fuera del orfanato; la primera noche que durmió después de que Vladimir estuviera muerto y luego durmiendo la primera noche fuera de prisión.

Nunca pidió su libertad por no pasar algo como eso de nuevo.

Nadie sabía ninguna de esas cosas, sólo los pensamientos en lo más profundo del cerebro dentro de su cabeza rizada, y a ellos no les gustaba recordarlo. Aunque tal vez habló un poco de eso con Cedric, le contó que a veces no estaba bien, Cedric lo miró como si él tampoco estuviera bien. Y lo besó... por dos segundos, y John lo permitió. No le habló de eso luego, tal vez sí le había gustado, ya extrañaba cómo se sentía besar a alguien.

—Él no haría eso —siguió John—. No debiste decirle esas cosas anoche.

—Apuesto diez billetes a que no llega —bromeó.

—No seas así... Hecho —sonrió.

Un día después de estar libre, en la mañana cuando salió de casa de Cedric, fue a casa de Darrien. Se puso atónito, pasmado, lo recibió boquiabierto. Tenía una linda casa, pero no era el lugar para vivir casado. Ambos se habían puesto contentos cuando lo vieron, y a pesar de abrumar a John, lo había puesto feliz.

Y él estaba feliz ciertos días, en los que podía bromear y reírse de algo un rato. Al menos todos se habían vuelto como una familia mutuamente.