Capítulo 11

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Will y yo salimos de la cafetería. Debía llevarlo a su casa ahora.

—¿Ahora si me vas a dejar elegir la música? —sonrió divertido.

—No —respondí seco.

—¿Te digo algo? —rompió el silencio a mitad del camino—. No quiero llegar a casa.

Will se veía desanimado.

—¿Po-por qué no vamos de nuevo a tu casa, Darri? —se escuchó preocupado e inseguro. ¿Cómo me había llamado? Mi madre solía lamarme así...

—Tu mamá no te matará —dije—, sólo te castigará... y me insultará. Y no me digas Darri.

—¿Por qué? Ahora eres mi novio —dijo con toda la naturalidad del mundo. Casi doy un frenazo, eso era involucrarse demasiado.

—No te lo he pedido —dije, ¿por qué no simplemente lo echo de mi auto y que me deje en paz?

Si no había hecho eso hasta ahora, era por algo...

—Pero ahora decido que lo somos —sonrió triunfante—. No quiero estar en casa —volvió a verse decaído y dejó de hablar.

Al cabo de minutos llegamos a su casa. Parecía vacía.

—Nos vemos —dije seco.

—Eres un mal novio, ni siquiera me vas a besar —se cruzó de brazos, rodé los ojos.

—No soy novio, deberías... —estampó sus labios contra los míos, no me dejó hablar.

Deberías dejarme en paz. Esto es malditamente malo. Necesitaba golpear algo.

Will se bajo rápido del auto, entró a su casa y yo salí, también, rápidamente de ahí. Estaba casi huyendo.

Llegué a casa y me tiré en la cama. Estaba mentalmente agotado. No podía creer todo lo que me estaba pasando, con Will... Tenía que descifrar rápido todo en mi cabeza.

No hay nada más que descifrar, escuché, ahora mi consciencia me atacaría. Sabía que era malo, sabía que era peligroso. Era un juego, era simple diversión...

Abracé mi almohada y me tiré a dormir. Mi celular sonó. Eso era lo último que necesitaba. Debía ser él, ¿quién más sería?

Lo tomé y revisé.

Oh, extraño, confuso y frustrante. Eran fotos mías y de Will, nunca vi cuando las tomaron... Era un maldito número desconocido.

Exigí de inmediato saber quién era; no me lo dijo, por supuesto.

Ahora alguien me espía, pensé, maldición. Malo, todo es malo.

Tiré el teléfono contra el piso por la frustración. Lo mejor sería que se destruyera.

Ahora era el maldito timbre, perfecto... Si era Will...

Abrí y me encontré a, nada más y nada menos, Nicholas. Genial.

—Hey —habló apoyándose en el marco de mi puerta—, ¿me dejas pasar?

—¿Qué quieres? —le dije con mala cara, él no parecía muy contento tampoco.

—Hablar... Somos viejos amigos.

—No lo sé... —respondí indiferente—. No somos nada cercano a amigos.

—Lo somos desde niños —se invitó solo a pasar, definitivamente no estaba de humor para esto—. Y así, por lo menos, me explicas por qué me dejaste el ojo morado.

Miradas Frías [gay] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora