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El hablar siempre era ameno, a presencia de su hermano prefería estar en silencio, sabía del desapareció del mayor hacia el adulto, lo comprendía, pero para si mismo el prusiano no tenía culpa, puesto que el único culpable era, era el mismo

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El hablar siempre era ameno, a presencia de su hermano prefería estar en silencio, sabía del desapareció del mayor hacia el adulto, lo comprendía, pero para si mismo el prusiano no tenía culpa, puesto que el único culpable era, era el mismo.

Odioso, ronroneo divertido, al sentir la mano de su abuelo pasar sobre su garganta, cerrando sus ojos ante la sanción de calma, apesar de la mirada de enojo de su hermano.

——Te ves como un jovencito tan lindo, espero que no traigas problemas. -soltó con calma la caricia, alejando su mano, para volver a aquella comida. ——Weimar es una falta de educación poner los codos sobre la mesa.

——Viejo asqueroso, no vuelvas poder un dedo sobre mi Tercero, la próxima yo te cortar los dedos y si en necesario asta las manos. -amenazó, clavando el cuchillo en la madera.

——Soy un abuelo, no tengo ningún intención más allá de cuidarlo a el como a ti, son mis nietos y pensé que podríamos relacionarnos mejor, supongo que aún no es el año indicado. -suspiro con calma, visitado su mirar hacia el cuchillo. ——No lo claves en la mesa, estas actuando como Segundo cuando era más joven.

——No tengo hambre, vámonos. -tomó dela muñeca al Omega para arrastra lo hacia la habitación superior.

Dejando al hombre de cabellos negros y cañas blancas solitario en el comedor.

La habitación fue llenada rápidamente de gruñidos y un discurso de odio, siendo escuchado por el de piel carmín, el cual hacia acostado en la cama, mientras apoyaba su mentón en sus manos, evitando pensar en la comida que fue obligado a dejar.

——Lo odio, lo odio, lo odio.

——Ni que fuera judío.

——Lo odio al mismo nivel que una rata judía.

——¿Incluso más que un negro?

——Un negro judío, le tengo tanto asco. -gruño bajo, sentando en el piso y apoyando su espalda en la cama. ——Nosotros fuimos obligados abandonar esta hogar, para irnos a esconder y el tan desgraciado solo llegó y tomó este lugar como suyo.

——Bueno es suyo en cualquier caso, el costruio esto, es tu propiedad al final de cuentas... -susurro, para mirar al tricolor con diversión. ——Weimar ya tienes 25 años, es difícil pero tomate el tiempo se pensar bien las cosas.

——Parece como si lo protegieras... -solto con ironía.

——Ya pasó 16 años, si sigues haciendo te van a salir canas, sinceramente el color blanco no queda contigo, a diferencia de mi, que todo me queda perfecto. -acarició los cabellos negros del mayor, aprovechando la cercanía. ——Ahs, sinceramente no vuelvo a pensar que podría haber algún cambio, no importa cuanto te hable, siempre actúas como un niño cuando se trata de este día.

——Habla el Omega que tiene estándares como razonables al buscar un alfa.

——Son mínimos

——Si claro. -rodo el ojo divertido. ——¿Ya tienes a algún alfa en mente?, espera, ¿Que clase de brujería hiciste para que el Imperio Japones nos mandé de una carta? Literalmente ni siquiera se espero un més.

Omega imperfecto. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora