☞ ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ᴛᴡᴇɴᴛʏ ғɪᴠᴇ ☜

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— Así que es algo muy importante para mí porque...

— También te extraño, chaparrito.

— ¿Ah?

Zael volteó a mirar a YajaTzael con una sonrisa confundida por lo que había susurrado. Éste le negó mientras los dos esperaban a que el ascensor los llevara al lugar que estaba en el piso de arriba, un lugar en el que nadie había entrado desde que su familia falleció, pues él había ordenado que lo cerraran porque era algo que solo a él le importaba.

— ¿Entonces? ¿A dónde me llevas?

— ¿No te parece extraño que nadie haya hecho escándalo por la muerte de esos tres? Digo, solo se los llevaron a la morgue y ya — Comentó — A nosotros no nos interrogaron, menos a ti. Tú te asomaste por la ventana y te dejaste ver.

— Yo...

— ¡Te van a meter a la cárcel, idiota!

— No, hombre. Cálmate que todo está bajo control.

— ¿Y eso qué significa?

— Significa que, una vez dado nuestro testimonio, no hay nada más que hacer.

— Pero no hemos dado nuestro testimonio, ni siquiera hemos bajado.

— Eso es lo que tú crees.

— ¿Qué...?

— Que salgamos ya, gatito bonito.

Él había tenido el ceño fruncido porque estaba realmente confundido con todas las cosas que YajaTzael susurraba en secreto y estaba dispuesto a golpearlo para que ya dejara de soltar balbuceos, mas ese hombre lo llamó así de tierno y todo ceño fruncido desapareció.

Mostrando sus dientecitos abrazó el brazo de YajaTzael, levantó la cabeza y le hizo ojitos tiernos, eso provocó que en sus mejillas recibiera mimos; como lo eran aplastarlas levemente o pellizcarlas sueve. Tales gestos lo hizo soltar una risita la cual YajaTzael besó de una manera linda.

— Hyungie... no me gustan las promesas pero ¿puedes prometerme que esto no va a cambiar?

— ¿Qué cosa?

— Esto. La forma en la que estamos, en las que nos llevamos... No quiero que eso cambie cuando lleguemos a Seúl, cuando nos toque volver a ser lo que antes éramos — Murmuró — Eres la primera persona con la que me estoy dejando llevar. ¿Puedes... solo seguir siendo así de lindo allá también? ¿Puedes, puedes?

YajaTzael dejó de caminar, se dio la vuelta y le tomó las manos, miró sus ojitos de gatito triste y sonrió por lo bonita que era. Luego acunó su carita entre esas grandes manos para dejarle un beso en los labios, fue un roce que pasó a uno profundo más tarde, sin perder ese toque suave y delicado.

— Seguiré siendo humano si tú quieres que lo sea.

— Quiero que lo seas.

— Lo seré, entonces.

Zael rió, así lo abrazó con tantas ganas, apoyó la cabeza en su pecho y se sintió tan suave, como si ese lugar fuera su hogar, su verdadero hogar. Sentía como si ya había estado ahí antes, como un Deja Vú, como un recuerdo de algo que nunca pasó, pero que se sentía así.

— Ven. Vamos, vamos.

Entrelazó su mano con la más grande, sonriendo emocionado corrió y guió a YajaTzael hacia la última puerta de cristal que había en todo el pasillo de ese piso abandonado. Quedaron frente a una oficina, era una de juntas, pero solo para la familia Min, nadie más nunca tuvo acceso a entrar más que ellos. De hecho, la clave para entrar solo él la tenía.

ᴍɪɴ's ᴘᴇʀғᴇᴄᴛ ☞ ʏᴀᴢᴀᴇʟ/ʏᴏᴏɴᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora