☞ ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ɴɪɴᴇ ☜

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— " ¿Ese gatito es mi papi? "

— " No, Yoonie, yo soy tu papá "

— " Pero yo quiero que él sea mi papi "

— " Bueno, entonces él puede ser tu papi gatito y yo tu papá "

— " ¡Sí! ¡Papi gatito, te voy a proteger de todos!

YoonGi soltó una risita ante los recuerdos de su niñez, de cuando era la sanguijuela personal de Zael, que caminaba detrás de ese gatito hasta para dormir y esa era la razón del porqué lo extrañaba tanto. Haberse ido de casa fue duro, más porque rompió la promesa que le hizo a Zael, pero solo quiso que se diera cuenta de que, por muy dolido que estuviera, no podía tratar mal a todos solo para evitar salir lastimado.

Él en serio entendía que esa era la única forma que tenía Zael para que nadie se diera cuenta de quién verdaderamente era, era como un escudo para que nadie le hiciera daño. Ahora también entendía que el haberse ido no fue una buena decisión, pues los dos se necesitaban mutuamente.

Había querido ver a Zael para pedirle hablar y solucionar sus indiferencias, pero ya no estaba en su oficina cuando lo fue a buscar. Llamó a Choi para preguntarle si estaba en casa y cuando éste le dijo que no, supo entonces que estaba en el único lugar que lo hacía sentir en casa.

En el cementerio.

La tumba de su familia era, básicamente, una profunda y gran fosa, en donde todos ellos estaban metidos para estar juntos. Esa gran fosa estaba pintada en blanco, pues Zael había querido escribir ciertas cosas que sentía cada vez que los fuera a ver, como cuánto los extrañaba o cuánto los amaba.

La fosa estaba bajo una bonita caseta blanca con grandes pilares y estatuas de ángeles, tenía un gran tapete con el apellido de la familia. Todo estaba cerrado, solo ellos tenían la llave para abrir y entrar, así evitar que alguien le hiciera cosas extrañas a las fosas o evitar que entraran a robar.

Eran aproximadamente las tres de la mañana, todo el cementerio estaba oscuro y tan silencioso que él sufrió de un feo escalofrío, preguntándose cómo carajos hacía Zael para dormir ahí en muchas ocasiones cuando él no llevaba ni cinco minutos y ya quería salir corriendo de ese terrorífico lugar.

Sufrió de otro escalofrío tras recordar las feas y perturbadoras anécdotas que Zael le contaba cada que regresaba de ese inmenso cementerio, como que sentía la presencia de su familia, que también los oía hablar o incluso caminar.

Ni verga.

Aún con todo eso Zael se quedaba, pasaba toda la noche cuando el dolor era demasiado y su consuelo era quedarse ahí. Él a duras penas iba por la mañana una vez por allá porque los cementerios le daban un pánico, es que la verdad no era muy valiente que se diga.

Tragando pesado, sufriendo de temblores y sintiendo que lo miraban de todos los ángulos posibles, decidió bajar del auto muy cobardemente. Paranoico corrió hacia adentro de ese infernal lugar mientras encendía la linterna del celular para evitar perderse, para no tropezarse y para no encontrarse con alguna alma en pena o espectro de Satán.

— Dios, te pido en el nombre de tu santísimo hijo que me protejas de todo mal, amén.

Solo porque de verdad era bien miedoso, sacó un rosario del bolsillo de su pantalón y rezando entre susurros se lo puso. Luego de eso y de volver a pasar saliva porque en serio sentía que lo veían, cogió el valor para correr con todo y más hacia en donde quedaba la fosa de su familia que, para su mala suerte, estaba como por en medio del gran cementerio.

ᴍɪɴ's ᴘᴇʀғᴇᴄᴛ ☞ ʏᴀᴢᴀᴇʟ/ʏᴏᴏɴᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora