☞ ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ᴛᴡᴇɴᴛʏ ᴛʜʀᴇᴇ ☜

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— Tenía mucho tiempo de no verte.

— Sí...

— Tanto tiempo de no ver al chiquillo de la familia Min.

— Hombre, que ya no es un niño. ¿Que no ves que... ya creció?

— Bueno, yo...

— Estás precioso, niño. La muerte de tu familia te sentó bien, ¿eh?

Zael apartó la mirada, apretó la copa de vino entre la mano y se sintió tan incómodo con esa mano que estaba en su cintura. Se sentía así de incómodo desde que entró a esa sala de juntas y miró a los socios de su difunto padre luego de tantos años.

Todavía recuerda las crueles palabras de esos tres viejos asquerosos, que no llegaría lejos, que la empresa entraría en banca rota, que no podría manejarla, que era solo un niñato inexperto que no sabía nada de cómo hacerse cargo de una gran fábrica.

También recuerda las miradas lascivas y morbosas de esos tres, siempre fue así desde que empezó a crecer, cuando su cuerpo se desarrolló. Fue víctima de acosos por parte de ellos, algo que siempre le dio miedo decir porque no quería darle problemas a su padre.

Ahora volvía a verlos, estaban más viejos, pero igual de asquerosos, con esas mismas miradas llenas de morbo hacia él. Desde que llegó los tres se le acercaron, lo abrazaron sin ser precisamente inocentes y lo llenaron de halagos mientras ninguno se dignaba en darle su espacio.

No encontraba la forma en cómo zafarse de ahí. Estaban cerca de los ventanales, al rincón de la sala mientras el resto preparaba la mesa y todo para la junta. YajaTzael también estaba ahí en ese grupo, ayudando a organizar todo para terminar más rápido.

— ¿Y cómo has estado?

— Bien. Yo...

— Escuchamos que te casaste con una hermosa mujer.

— Ah, sí, pero...

— Ella murió, ¿no?

— Estás nuevamente comprometido, ¿cierto?

— Sí. Este...

— No puedo creer que ese niñito haya crecido tanto. Tus hermanos te celarían mucho si estuvieran vivos.

— Sí...

Él sonrió lo mejor que pudo. Demasiado incómodo buscó soltarse y alejarse de esos tres, pero esa mano parecía no querer salir de ahí y eso no lo estaba haciendo sentir bien, pues los recuerdos de sus múltiples abusos llegaban a su mente y si no se cuidaba, terminaría teniendo un ataque de ansiedad.

— Te invitamos a almorzar...

— Mejor aún, ¿por qué no vas al hotel en donde me estoy hospedando? Nos podemos tomar una copita de vino.

— No. Tengo el tiempo medido y...

— Una copa a nadie le hace daño.

— Gracias, pero...

— Lo estas asustando, hombre. Déjalo, mira que está nervioso.

— Tal vez le gusto.

Los tres tipos empezaron a reírse por sus múltiples bromas estúpidas. Él se tragó el vino de una para evitar llorar o mostrar sus ojos húmedos por ello, es solo que no le gustaba nada de lo que estaba pasando, ni el ambiente, ni esos tipos, tampoco las bromas y toques.

Sabía muy bien que, a parte de llevárselo a la cama como los cerdos que eran, también querían engatusarlo para quitarle la fábrica como han querido hacer desde que su familia murió. Esas dos cosas eran lo que querían los malditos.

ᴍɪɴ's ᴘᴇʀғᴇᴄᴛ ☞ ʏᴀᴢᴀᴇʟ/ʏᴏᴏɴᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora