☞ ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ᴛᴡᴇɴᴛʏ sɪx ☜

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— Ho...

— Vete a la verga.

JiMin, gruñendo, le arrebató a YoonGi el ramo de rosas y se lo aventó a la cara antes de cerrar la puerta en sus narices. Enojado se dirigió hacia el sofá para seguir escuchando música y olvidarse de la estúpida presencia del estúpido de YoonGi.

Ese maldito creía que podía llegar a su casa a las seis de la mañana con un hermoso ramo de rosas, una preciosa sonrisa, una encantadora mirada, y ofrecerle disculpas como si él tenía ganas de perdonarlo luego de la payasada de broma que le hizo.

Él no era payaso de nadie, nadie tenía derecho de jugar con él y hacerle ese tipo de bromas porque era jodidamente intolerante a ellas. YoonGi, ni en un millón de años sería su excepción y eso era lo que más enojo le daba, que ese pendejo de mierda se sentía con mucho derecho de jugar con qué verga.

— ¡Príncipe de mejillas tiernas, solo dame cinco minutos para hablar, por favor!

— ¡Tú y yo no tenemos nada que hablar, Min! ¡Vete con tus bromitas a otro lado porque yo no soy tu payaso! — Espetó — ¡Lárgate antes de que te eche a los perros, pendejo de mierda!

— ¡JiMinie, amor mío, amor de mi vida, solo quiero ofrecerte disculpas!

— ¡No las quiero, ahora lárgate!

— ¡Sé que mi broma fue pesada y lo siento por eso! ¡No quería que tu rechazo me doliera!

— ¡No me importa, vete!

— ¡Hablemos, por favor!

— ¡¿No entiendes que no quiero verte, hijo de puta?! ¡Lárgate!

— ¡Park JiMinie de Min, no me iré de aquí hasta que aceptes hablar conmigo!

Maldición.

Enojado aventó el cojín al piso antes de levantarse para ir hacia la puerta, abrir y salir de la casa. Llegó a intimidar a YoonGi con su mirada, éste retrocedió entre risitas tiernas mientras le tendía el ramo de rosas que anteriormente le había estrellado en la cara.

El que se mostrara tan enojado le llegaba a causar miedo, pues su mirada era tan oscura, tan llena de ira que YoonGi se preguntaba por qué, si decía no sentir lo mismo, le pudo haber afectado tanto esa broma. Sabía que se le pasó la mano, pero es que jamás creyó que se pondría así.

— Lo siento... Nunca creí que te iba a afectar.

— ¿Y quién te ha dicho a ti que me afectó? Solo... no soy juguete de nadie — Aclaró — Ahora vete. No estoy de humor para lidiar contigo, ¿sabes? Lárgate, vete ya.

— No me iré hasta que me disculpes, Minie bebito. En serio lo siento — YoonGi murmuró — No pensé que te lo tomarías de esa forma. No te enojes conmigo, amorcito.

— ¡¿Que no me enoje?! ¡YoonGi, yo no soy tu maldito payaso! ¡Yo no soy ese juguete con el que tú puedes jugar! — Gruñó — ¡Ve y dale esas bromas al imbécil que tienes como hermano o a alguien más, pero a mí no!

— ¿Por qué fue la pelea? ¿Por qué lo golpeaste?

— Pregúntaselo a él, no a mí.

— Minie, espera...

Cogió aire, cerró los ojos y buscó mantenerse calmado cuando YoonGi lo agarró de la mano al ver que quería entrar a la casa. En serio estaba buscando las palabras menos hirientes y más humanas posibles para hacerle entender a ese hombre que no quería nada con él, pero ya ni siquiera sabía en qué idioma decírselo.

— Si te dolió o no te dolió lo que dije, YoonGi, ese no es mi maldito problema. Métete en la cabeza que no me interesas — Notificó — Te lo he dicho de mil formas, en mil idiomas y hasta con manzanitas. ¿Cuándo vas a entender?

ᴍɪɴ's ᴘᴇʀғᴇᴄᴛ ☞ ʏᴀᴢᴀᴇʟ/ʏᴏᴏɴᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora