☞ ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ sɪx ☜

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— No es necesario que esperes conmigo.

— Claro que sí, Noona. Es un placer.

DaeGin le mostró una sonrisa a YajaTzael, éste bajó la mirada con las mejillas algo rojas para ver la forma en que sus manos estaban rozándose. Él se mostraba tan tímido por la cercanía entre los dos, por tenerla tan cerca y por verla tan bonita, así de preciosa.

Estaban en una de las tantas bancas de ese parque. Ya eran las siete con treinta minutos de la noche y ellos estaban ahí, él por hacerle compañía a ella en espera de un taxi para que fuera a casa luego de un largo día de trabajo.

A pesar de que él no era conocido por ser un caballero, estaba portándose como uno con ella porque era tan hermosa y él se sentía tan tonto cuando la tenía cerca que no podía evitar mostrarse tímido. Su corazón se agitaba al verla, se ponía nervioso y más estúpido de lo normal.

— Y, dime, YajaTzaelly, ¿tienes hijos?

— Uh, tengo dos varones. Uno se llama JiMin, es un angelito tamaño bolsillo y el menor se llama YaZaelly, ése sí es un demonio — Respondió — Pero él está con su mamá en Europa y solo me traje a JiMin, es que ese enano es más apegado a mí y yo a él... eso.

— Entiendo, y... estás casado, entonces.

— No. No, yo ya me divorcié hace un par de años — Comentó — Tengo custodia compartida de los chicos.

— Algún día me gustaría conocer al angelito JiMin.

— ¡Te va a encantar! Es un chico increíble. Es inteligente, bonito, amable, tierno, precioso, hermoso, divino, perfecto — Sonrió — Y es muy esponjonsito, es mi medicina para dormir, para vivir. Es tan encantador y hermoso.

— Wow. No hay muchos padres que describan así a sus hijos, YajaTzaelly — DaeGin rió — Se nota que lo amas mucho. ¿Qué edad tiene él? Lo siento, estoy curiosa, ya sabes.

— No te preocupes, Nona. Él tiene veinte, ya pronto cumplirá veintiún añitos — Asintió — Sigue siendo ese bebé regordete que posee más mejillas que cara, al menos para mí.

— Ahora tengo más curiosidad de conocer a ese bebé.

— Pues, si quieres... algún día puedo presentártelo — Murmuró — Ya sabes, cuando quieras.

— Me gustaría mucho.

Él asintió, sonriendo volteó a ver a DaeGin. Por un momento sus ojos se conectaron, segundos después los apartaron entre risas nerviosas. Justo luego un taxi frenó frente a ellos, por lo que ella se puso de pie con él y así de distraído logró darle un beso en la mejilla que lo puso sumamente nervioso y tonto.

— Nos vemos mañana, YajaTzaelly. Cuídate.

— Tú también cuídate y... tal vez mañana pueda invitarte a un café.

DaeGin metió las manos a los bolsillos de su suéter. Él solamente se estaba tronando los dedos como manía que tenía cuando se sentía nervioso, y en una de tantas escuchó la risa de ella, por lo que sonrojado la miró. DaeGin le asintió con esa sonrisa bonita antes de subir al taxi.

— Me encantaría tomar un café contigo.

— ¿En serio?

— Sí.

— ¡Genial! Digo... cool.

Ella soltó una risita antes de despedirse de él con la mano, luego de eso el taxi arrancó y él quedó ahí, en medio de una atracción que sentía en el pecho. Se tocó las mejillas, estaban calientes y de seguro debía estar bien rojo.

ᴍɪɴ's ᴘᴇʀғᴇᴄᴛ ☞ ʏᴀᴢᴀᴇʟ/ʏᴏᴏɴᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora