☞ ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ᴛᴡᴏ ☜

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¡Park, ven aquí! ¡Mueve esos malditos pies!

YajaTzael dejó de hacer el informe en la computadora para ponerse de pie y dirigirse directo a la oficina de Zael. Luego entró una vez tocó un par de veces para que ese tipo no dijera que, a parte de muerto de hambre, era una persona sin modales.

— ¿Necesita algo, señor Min?

— Pero por supuesto que necesito algo, no te hubiera llamado si no, Park.

Bien.

Está bien.

Ya aprovechando que Zael le estaba dando la espalda porque revisaba algunos folletos frente al gran ventanal, retorció los ojos y luego le mostró el dedo infinidades de veces como no lo podía hacer frente a frente para evitar ser despedido.

— Hoy vendrán algunos inversionistas chinos, necesito el informe para dentro de una hora.

— ¿Una hora? Pero...

— Puta, me molesta que siempre tengas excusas para entregarme algo. ¿No te sientes capaz para hacerlo en una hora? Vete, entonces — Zael Espetó — A mí no me costaría nada despedirte y conseguir a alguien más capacitado que tú, Park. No todos son inútiles.

— Yo...

— ¿Quieres eso? ¿Quieres que te despida? Todo mundo tiene reemplazo.

— No... no se preocupe. Yo se lo entrego en una hora.

YajaTzael soltó un suspiro en silencio, en busca de que no se escuchara. Ya que Zael seguía dándole la espalda, su cabeza llegó a ladearse cuando fijó los ojos en ese cuerpo que, si no fuera por ese carácter de mierda, ese tipo sería perfecto ante cualquiera.

Tenía un buen culo, unas buenas piernas, una buena figura, bastante curvilínea a decir verdad. Zael siempre utilizaba corset junto al saco y eso se lo quitaba estando en la oficina, por lo que podría decirse que su cuerpo definido era bastante atractivo.

Lástima que arruinaba su belleza con su forma de ser y por creerse mejor que los demás simplemente porque tenía dinero.

— ¿Necesita algo más, señor Min?

— Revisa estos documentos, saca las cifras malas que para inservible solo tú.

El menor se quitó los lentes, suspirando de malhumor tomó las dos carpetas que estaban sobre su escritorio y sin verlo en lo absoluto se las tendió en busca de que las aceptara sin chistar. Una vez él las agarró, decidió retroceder porque no era como si le gustaba estar cerca de ese sujeto.

— Pregunta si mi cena ya está lista y me la traes, me haces un café y también lo traes — Zael ordenó — La botella de agua no debe faltar y verifica que todo esté completo para que no me quede con hambre.

Mientras él seguía revisando los folletos, YajaTzael se preguntaba como podría ser posible que se quedara con hambre si lo que comía solo podría ser comido por una familia entera. No era cena, era banquete porque parecía barril sin fondo.

— Tú tendrás diez minutos para cenar, pero no quiero que te alejes del escritorio, así que vas a comer ahí — Informó — Luego de eso terminas de hacer el reporte de la sección A y B, la A uno y la B dos y tres. No quiero errores, Park.

— Sí, señor.

— Ah, y otra cosa, Park, que sea la última vez que yo lo encuentre hablando por celular en su horario de trabajo — Advirtió — Solo debe hacer llamadas si yo se lo ordeno. No quiero que se distraiga hablando con alguien que no tiene nada que ver con esta fábrica.

— Le aseguro que no volverá a pasar, señor Min.

— Espero realmente que sea así, porque no habrá una segunda advertencia de mi parte — Espetó — No me gusta estar cerca de gente que no es eficaz en su trabajo, que se preocupa más por las cosas de fuera.

ᴍɪɴ's ᴘᴇʀғᴇᴄᴛ ☞ ʏᴀᴢᴀᴇʟ/ʏᴏᴏɴᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora