☞ ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ғɪᴠᴇᴛᴇᴇɴ ☜

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— Santa madre de Dios.

— ¡Estúpido, me asustaste!

YoonGi había entrado a la habitación de JiMin por medio de la ventana, pues había querido darle algo y no quiso esperar hasta el día siguiente, por eso entró, pero no contaba con que JiMin saliera del baño en toalla porque había terminado de darse una ducha luego de un día largo en la universidad.

— ¡¿Qué haces aquí, YoonGi?!

— ¡Duele, duele!

El menor lo agarró del cabello, por atrevido y ya acosador extremo empezó a jalonearlo como con odio. Él empezó a gritar de dolor mientras intentaba soltarse, pero esas manitas eran como las de un bebé, tenían una fuerza y no había poder humano que las soltara de lo que sea que agararran.

No es que entró por acosador enfermo y psicópata, es solo que tocó la puerta varias veces y nadie había salido, así que decidió dejarle el regalo en la cama porque pensó que no había nadie en la casa, mas lo que pasó es que JiMin estaba en el baño y por eso no salió.

— ¡Perdón, perdóname, amorcito!

El menor chasqueó la lengua, de malhumor lo soltó con odio y gruñendo se fue a la cama para ponerse la pijama, que consistía solo en una gran camisa que, obviamente, no era de él, sino que era robada, pero nadie se tenía que dar cuenta de eso.

YoonGi apartó la mirada al ver que se quitaba la toalla frente a él, como si no le importara que lo vieran, cosa que era así en realidad. Ya tenía puesto los bóxers, así que no estaba del todo desnudo, por más que ellos le quedaran pequeños.

— ¿Para qué evitas verme? Tenemos lo mismo, no jodas.

— Yo sé que tenemos lo mismo, es solo por respeto. Ya sabes, mi pequeña morita azulada.

— Eres patético siendo un caballero.

— Yo... Ay, qué fuerte.

El mayor tragó pesado, se pegó a la ventana cuando él se le acercó así, en bóxers. Pudo apreciar lo bonito que era su cuerpo y lo divinas que eran sus curvas, lo preciosas que eran sus piernas gruesas y lo perfecto de su cintura.

Sin duda alguna, tenía un cuerpo hermoso que podía ser fácilmente llamado arte, como si los dioses del Olimpo se encargaron personalmente de tallar cada rincón de él, desde su rostro hasta sus piernas. Era únicamente precioso.

YoonGi apartó la mirada en cuanto él se le puso en frente para ver su reacción y sonrió al saber que le estaba provocado ciertas emociones calurosas. Satisfecho por eso, se fue de nuevo a la cama para ponerse la camisa en busca de irse a dormir ya.

— Por cierto, mi cabello ya no es azul.

Lamiéndose los labios YoonGi lo volteó a ver, fue entonces que pudo notar que su bonito cabello ya había dejado de ser azul para convertirse en negro con rayos en grises o cenizas. Se veía tan hermoso porque tenía mechones largos y así era incluso más perfecto.

— Aww, te ves tan bonito, angelito de manitas tiernas.

Riendo le admiró el cabello. Era raro ya no verlo con ese tono azulito, pero le parecía fascinante que todo tono le quedara perfecto. Es que su cabello era tan bonito, era tan tupido y suave, siempre con un aroma rico, tan lindo.

— Eres eso que es más hermoso que el universo mismo.

JiMin asintió porque sabía que era así y sintiéndose así se puso la camisa antes de sentarse en la cama para cepillarse el cabello. Ya estaba listo para dormir, ya se había dado esa ducha, también se había lavado los dientes y se había limpiado la cara, ahora solo faltaba el cabello.

ᴍɪɴ's ᴘᴇʀғᴇᴄᴛ ☞ ʏᴀᴢᴀᴇʟ/ʏᴏᴏɴᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora