☞ ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ᴛʜɪʀᴛʏ ᴛʜʀᴇᴇ ☜

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— ¿No es mucho dulce...?

— ¡Hay de tantos sabores!

YoonGi sonrió, fue más una mueca porque no podía creer que JiMin siguiera comiendo tantos dulces luego de haber vaciado casi toda la heladería. Se preguntaba si las lombrices debían estar haciendo fiesta dentro de su estómago y las caries en sus dientes igual.

Él estaba sentado en una de las mesas que estaban al lado de la ventana, con un postresito de mandarina. A penas comió una cucharada cuando JiMin ya le había dado como diez al postre de tres leche, el segundo que se comía por cierto.

Por más increíble que pareciera, ese chico ya se había comido todos los pastelillos del mostrador y él solo pensaba en lo bueno que fue hacerle un cheque de anticipación al dueño para que se pagara la tienda completa, porque como que algo le había dicho que JiMin se terminaría comiendo todo.

— ¡Este es de fresa y este de chocolate! ¡Este de los dos!

Debe admitir que se miraba tan lindo corriendo de un lado al otro como niño pequeño, yendo para allá en busca de más dulces, con una gran sonrisa plasmada en su hermosa carita y un brillo en los ojitos que lo hacían suspirar más que enamorado.

Sí.

Estaba tan metido en ver a ese chico que ya hasta se le había olvidado que esa cosa o demonio, lo que sea, estaba frente a él. Sinceramente, como que ya se estaba acostumbrando a esa cosa, así que solo se incorporó con una sonrisa y amable le ofreció postre.

— ¿No puedes comer? ¿Tampoco puedes hablar?

Esa cosa solo tenía los ojos puestos en él, era como ver a YajaTzael, pero una versión más oscura y más terrorífica, con una mirada que daba miedo. Decidió entonces comer un poco del postre o más bien sacar los trocitos de mandarina para comérselos solamente.

— ¡Debes probar esto!

JiMin se sentó a su lado, con una gran sonrisa le mostró una bandeja con pastelillos de vainilla con cobertura de chocolate, pero es que él era como YajaTzael, no le gustaban mucho las cosas dulces. El problema es que no quería rechazar lo que JiMin le estaba ofreciendo cuando sabía que ese chico no le gustaba compartir y que parecía estar haciendo una excepción con él.

— Uh, claro.

Tendió la mano en espera de que JiMin le diera uno de los pastelillos, pero contrario a lo que esperó, éste lo sujetó de la mandíbula para obligarlo a que abriera la boca y así meterle el pastelillo entero. Ahora parecía una ardilla, pero cuando ella se llenaba de nueces, justo así.

— ¿Está rico?

JiMin lo miró con una sonrisa tan hermosa que si no fuera porque tenía el pastelito estancado en la boca, hace mucho que le habría dado muchos halagos acerca de lo hermoso que era verlo pero, lamentablemente, tuvo que masticar primero para no morir ahogado o algo así.

— ¿Sabes? A mi papi no le gustan los dulces, nada que tenga que ver con dulces. Tampoco le gustan las galletas, sean dulces o saladas, no le gustan al hombre — Comentó el menor — Pero incluso así él sabe preparar todo tipo de postres con tan solo ver vídeos en Internet y desde que yo era un niño él hace para mí. Hace de reserva para meriendas, exclusivamente para mí.

Él sonrió un poco, recordando cuando estaban en su hogar, en Francia. Recuerda que todos los días YajaTzael le hacía postres nuevos y él se quedaba en la mesa para ver cómo los hacía, preguntándose cómo sabía la medida del azúcar y de los ingredientes dulces sin la necesidad de probar el proceso. Pensar en que ese hombre había aprendido solo porque a él le encantan los dulces, eso le llenaba el corazón de amor.

ᴍɪɴ's ᴘᴇʀғᴇᴄᴛ ☞ ʏᴀᴢᴀᴇʟ/ʏᴏᴏɴᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora