Capítulo 6

428 22 6
                                    

     Te observo desde lejos, te miro dormir.

Pareces pedir ayuda. Pareces perdida en este mundo, sin lugar a donde ir.

Quiero acercarme sin que me rechaces.

Adrián


En una noche de invierno no podía dejar de reír.

Los tres levantaron sus vasos haciendo un brindis.

—¡Por los amigos! —gritaron al unísono.

—¡Y por los hermanos! —uno de ellos se hizo escuchar por sobre el ruido.

Stefan se lo bebió de un trago y volvió a servirse más. Nadie lo detuvo cuando subió a la tarima improvisada y le quito el micrófono a la cantante. Era un bar con música en vivo al que acostumbraban ir. Una canción comenzó a sonar por los altavoces, ahora que la cantante se había bajado. Stefan empezó a cantar, desentonando, y lo acompañaba con actuaciones exageradas. Madeline lo grababa con su teléfono.

—Uno de nosotros tiene que bajarlo —le dijo a su amiga.

—Sí, uno de nosotros —pero no hizo el intento de dejar de grabar.

Uno de nosotros no iba a ser ella. Stefan lo abrazo en cuanto se acercó, sin soltar el micrófono le canto al oído. Cada que Adrián lo alejaba él volvía a pegarse, por lo que lo dejo hacer. Madeline reía a carcajadas, se negó a ayudarlo. Aprovechando que la canción termino lo llevo a la mesa, le paso el micrófono a una chica que pasaba por su lado. Stefan cayó como un peso muerto sobre la silla.

—Hora de irnos —anuncio.

Se terminaron sus bebidas antes de cargar con Stefan. Era curioso que nadie le preguntara porque no bebía alcohol, suponía que todos sabían la razón. Fue el alcohol el causante de muchas de sus penas. Las veces que salían, Stefan tomaba hasta casi perder el conocimiento, algo que le quitaba el sueño, en cambio, Madeline era la que mejor soportaba el alcohol. De todas maneras era Adrián quien cuidaba de ellos en esas noches.

Un aire fresco los saludo al salir del lugar; se las ingeniaron para acomodarse mejor sus sacos al tiempo que soportaban el peso de su amigo. Esa noche tenían pensado volver caminando, claro que no contaron con el peso extra. Caminaron en silencio, disfrutando de las desoladas calles.

Madeline no dejaba de lanzarle miradas de reojo.

—Dilo. Tienes algo rondando tu cabeza, te conozco.

—Papá dijo que toda la semana anterior te la pasaste con una chica. No me dijiste que tenías novia —acuso.

Adrián soltó una carcajada.

—¿Celosa?

—Por supuesto que no —contesto con rapidez.

—Es un cliente regular —se las ingenió para tomar un mechón de su cabello y tirarlo de manera juguetona—. Podría convertirse en una amiga.

—¿Te gusta?

Adrián volvió a reír con fuerza. —Es guapa, si es a lo que te refieres.

—Tonto —murmuro en voz baja.

—Te preocupas por nimiedades. No le tomes tanto la atención.

No dijo nada más. Stefan murmuraba cosas sin sentido en voz baja, no dejaba de removerse lo que hacía que sostenerlo fuera un trabajo difícil. Renato debía de estar esperándolos, solo sabiendo que estaban bien se iría a dormir.

Si me amas no me hierasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora