El pasado te ata, te consume y te destruye
Lise
El pelo de Lise caía como cascada sobre su rostro, llevaba rato sumida en sus pensamientos. Adrián se preguntó si tenía que ver con lo que había pasado en su habitación. Sus manos se aferraban al calor de la taza, el café sin consumir.
—¿En dónde estás?
—¿De qué hablas? Estoy aquí —respondió automáticamente.
—No es cierto. Te vas tan lejos que no te puedo alcanzar.
Aquello logró que ella lo mirara. Y sonrió. Lise sonrió de manera arrogante.
—Como si pudieras.
Puede que no fuera la sonrisa que esperaba, pero lo desarmo de igual forma. Derrumbo sus barreras y de pronto solo pudo pensar en lo mucho que cambiaba su rostro. Y en lo perdido que estaba.
Adrián tomo su mano y la retuvo entre las suyas, nadie sería capaz de quitar la sonrisa que adornaba su rostro por ese simple contacto.
***
El invierno apenas comenzaba y ya le parecía dolorosamente solitario.
Julian camino por las calles sin un destino fijo, mirando cada esquina, cada recóndito lugar, esperando verla. La buscaba sin darse cuenta, con la esperanza en su corazón de que sus pasos los llevaran por el mismo camino. Aunque sabía que no la vería. Esperaba el día en que por fin podría decirle las palabras que nunca pudo.
¿Cuánto podrían haber cambiado en todos esos años? No estaba seguro, pero creía que por su parte no demasiado. Acostumbraba a revivir sus momentos juntos, pensando en todas las ocasiones en que se guardó las palabras. Deambulaba por ahí arrastrando muchos arrepentimientos y preguntándose por cuanto más. Veía el tiempo pasar con un profundo dolor en su corazón.
Julian se detuvo frente a una cafetería de apariencia acogedora. El lugar estaba a rebosar a pesar de ser tan temprano en la mañana. A través de la ventana vio un rostro conocido, se quedó observándola por largo tiempo. Atendía con una gran sonrisa y se movía con la gracia propia de una bailarina, su largo cabello negro suelto seguía cada paso.
La misma chica de antes.
Julian siguió su camino.
Treinta y un días de invierno.
Era un día nevado y silencioso. No se apreciaba a muchas personas aventurándose al exterior, pero ahí estaba él. De nuevo frente a aquella cafetería, dudando entre entrar o seguir con su camino sin rumbo. Pero en esa ocasión vio a otra persona. Como un autómata se adentró, la campanilla tintineo anunciando su llegada.
—¿Qué haces aquí? —reclamo la chica apareciendo de la nada.
Julian apenas fue capaz de desviar la mirada de la pareja sentada, solo el tiempo suficiente para demostrar que la escucho.
Era Lise.
Como uno de sus sueños, apareciendo frente a él y luego desvaneciéndose. Espero que sucediera, pero ella permaneció en el mismo lugar sin notar su presencia.
La otra chica se posiciono a su lado.
—¿La conoces?
Avanzo con pasos temerosos, la chica a su lado agarro su chaqueta, pero no le dio importancia. El chico fue el primero en notarlo, su sonrisa se borró y dio paso a una mirada preocupada. Julian se congelo cuando los ojos azules de Lise lo miraron. Su cara se descompuso dejando escapar un audible jadeo. Las voces de las personas que los rodeaban desaparecieron el tiempo en que el tomo al chico tomar la mano de Lise. Entonces no se trataba solo de ellos, sino que había un tercero.
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Si me amas no me hieras
Romance"Si algo esta destinado a ser, será" Se conocieron un día de invierno. Se enamoraron en invierno. Adrián tenía todo planeado, sus estudios, trabajo, su vida. Ella no estaba en sus planes. Era como el sol, demasiado deslumbrante como para acercarse...