Capítulo 21

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No puedo amarte como lo deseo.

Lise


VERANO

Los meses seguían pasando sin noticias de Stefan. El no saber porque se fue, el no haber estado cuando lo necesitaba, todo se acumulaba en su interior. También se había ido alejando de Madeline. ¿Cómo había pasado todo eso?

Lise se removió, se encontraba acostada encima de él. Disfrutaban de un día soleado, los días de invierno quedaron en el pasado.

—¿Quién es el que se va lejos ahora?

Adrián sonrió.

—Estoy aquí, a tu lado.

Sin esperarlo, Lise dejo un beso en su cuello al tiempo que se acurrucaba más cerca.

—Es lo que temo.

No la presiono por una explicación, a veces daba la impresión de que sus verdaderos pensamientos eran revelados. Adrián apreciaba esos momentos más que otros.

***

Lise escondió su rostro en la curva del cuello de Adrián. Sus corazones latían al unísono y él acariciaba su espalda. Se sentía a gusto, relajada, sus pensamientos solo eran ocupados por una persona. Y lo odiaba. Su interior era una contradicción.

Odiaba lo débil que Adrián la hacía sentir.

Un día se dio cuenta de que lo extrañaba y que eso era una traición a su madre. Estar a su lado la hacía sentir que era la única en su mundo, pero al mismo tiempo era incapaz de olvidar que el suyo se arruino por su culpa.

La única persona a la que podía acudir se había ido sin despedirse, como si quisiera hacerle sentir lo que sintió hace años cuando la situación fue al revés. Julián podía ser una persona cruel cuando quería.

No podía seguir así, corría el riesgo de perder el rumbo. Lise tenía que elegir entre su familia o esos confusos sentimientos. Y la decisión estaba clara.

Más tarde, cuando Adrián se marchó a casa, se preparó para salir. Necesitaba recordarse que todavía tenía el control, que no iba a echar todo por la borda por una nimiedad.

«La persona con la que solo basta su compañía para sentirte bien, con la que una mirada lo dice todo. Una persona que te comprenda, conozca y todo sin necesidad de hablar. Eso es lo que somos nosotros.»

Imposible.

Lise término un bar algo alejado. Bailo sin permitirse un pensamiento, dejo que su acompañante pasara sus manos por su cuerpo con libertad y cuando llego la hora de irse se burló de él. Así era ella.

Dejarse llevar por vanos sentimientos, de los que quizás podría estar equivocada, eso no iba a pasar. Solo un poco más y se terminaría todo.

Un último pasó.

***

La chica lo miraba con un brillo en los ojos que lo incomodaba.

Ojala fuera tan fácil. No sabía que elegir. La conocía y sabía que las rosas rojas eran sus favoritas, pero Adrián pensaba que ella merecía algo único. Resignado se giró a la vendedora que le seguía viendo de la misma forma.

—¿No encontraste nada que te gustara? —podía notar la desilusión en su voz.

Le sonrió con amabilidad tratando de no hacerla sentir mal.

Si me amas no me hierasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora