Capítulo 26

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Alguien grito mi nombre y por un momento tuve la esperanza de que me llamaras.

¿Por qué no me llamas?

Adrián


Stefan volvió antes de lo planeado.

Danielle no contestaba ninguna de sus llamadas. Su preocupación iba en aumento, el mal presentimiento que le seguía desde antes de tomar su vuelo se incrementó. Espero, impaciente, sus maletas; por un momento se vio tentando a armar un escándalo para que se apresuraran.

En cuanto el taxi paro frente a su casa, Stefan le dio varios billetes al conductor sin detenerse a contar. No se detuvo a mirar los cambios que Gina pudo haber hecho. Empezó a preocuparse cuando no vio a ningún empleado. La casa estaba demasiado silenciosa, más de lo común.

—¿Danielle? ¿Hola? Acabo de llegar, me esperaba un recibimiento más alegre —intento bromear para aligerar la carga que sentía.

Busco por toda la casa llamando a Gina, rogando que algún empleado lo escuchara.

—¡Maldición! ¿A dónde se han metido todos? En buena hora se deciden a desaparecer.

Volvió a recorrer la casa dos veces más como si Gina fuera a aparecer por arte de magia.

Stefan termino recostado en el sofá de la sala, pero no se permitió relajarse del todo, al menos no hasta que viera a su hermana. Supuso que Gina estaría con sus amigas, su padre... bueno su padre siempre estaba trabajando sin importar el día del año. Trato de recordar las veces en que su padre pospuso su trabajo para estar con su familia. Cinco, fueron cinco veces. Estuvo presente en su nacimiento y en el de Danielle, cuando quedó atrapado con Adrián en un pozo, el quinto cumpleaños de su hermana. Su graduación y solo porque Gina le recordó que tenían que debían mantener las apariencias.

Stefan pasó la mayor parte del tiempo (hasta que nació Danielle) en casa de su amigo. A su padre no pareció molestarle a excepción de Gina, quien solo le molestaba que no fueran de la misma clase. Vaya familia eran.

Se recordó que tenía que ir a ver a sus amigos, seguramente debían de estar molestos por irse sin avisar, tal vez llevaría a Danielle para que fuera intermediaria. A pesar del tiempo su traicionero corazón quería verla, saber que fue de su vida, si había encontrado a alguien a quien amar. Con el tiempo comprendió que tratar de borrar el sentimiento a la fuerza no funcionaría por lo que solo lo acepto. Dejo que su corazón la amara y velara por su felicidad. Sería su amigo si así lo quería y estaba seguro que la chica indicada llegaría en algún momento.

—¿Por qué tardas tanto Danielle? ¿Qué fue lo que paso mientras no estuve? Gina... ¿Qué hiciste ahora madre? Tengo la sensación de que algo va a pasar. Espero equivocarme.

***

—Vamos, no seas aburrida Elle.

Estefanía trataba de convencerla de ir al café de su tío Renato, no era su tío realmente pero le gustaba llamarlo así. Por supuesto que no lo llamaba de esa forma en frente de su madre. Sus amigas solo querían ir a ver a Adrián y considerando lo raro que se estaba comportando prefería no agobiarlo más.

Ana enlazo su brazo con el suyo, una manera de decirle que la apoyaba en cualquier decisión que tomara.

—Mejor otro día.

Estefanía quiso seguir insistiendo, pero al ver la mirada de Ana desistió.

—Por cierto, la última vez que lo vi estaba diferente.

Si me amas no me hierasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora