Cierro mis ojos al momento en que los abro. La luz es cegadora. Trato de mover mi mano, se siente tan pesada. Un pitido comienza a sonar. Sigo sin poder abrir los ojos.
Escucho voces distorsionadas.
¿Dónde estoy?
Mi voz no sale.
—Intenta abrir los ojos —siento algo frío en mi rostro. Trato de preguntarle en donde me encuentro. —No te fuerces, es normal no poder hablar con claridad.
Lo primero que veo es un techo blanco. Varias enfermeras me rodean, no, son doctores.
—¿Qu-Qu-e...?
—Tranquilízate, estas en un hospital. Tuviste un accidente, ¿lo recuerdas?
Los últimos recuerdos vienen a mí como un tropel. Asiento.
—Te haremos unos estudios para descartar cualquier secuela.
Asiento nuevamente.
Los doctores salen al cabo de una serie de preguntas que consisten en negar o asentir. Mi cuerpo se siente raro, pesado.
Recuerdo haber estado hablando con alguien y luego... solo imágenes que se mezclan. La cabeza me palpita.
Si cierro mis ojos puedo ver a mamá, está cocinando, no puedo verle el rostro. La escucho tararear, se la ve feliz.
—¿Qué haces ahí parado? Ven a ayudarme —me sonríe. Hacia tanto que no veía esa sonrisa.
Voy hacia donde está. No puedo evitar mirarla.
—Oh, Adrián, tu madre no se ha peinado hoy se amable y deja de mirarla.
Sonríe pese a que no me ve. Puedo sentir el olor de su guisado.
—Mi niño has crecido tanto, has tenido que vivir tantas cosas tu solo, ya eres todo un hombre.
—Mamá...
—Levanta la cabeza Adrián, no mires al suelo que podrías caerte.
—No estoy caminando.
Ella continúa tarareando. —Un paso delante de otro, así es más fácil avanzar, aunque sea lento avanzaras. ¿Por qué sigues parado? —se gira para mirarme, pone sus manos en sus caderas a la vez que me da una mirada severa. —Ve, no te detengas.
Sudor corre por mi frente, me quede dormido. La sensación de estar con mamá todavía está presente, parece que el tiempo se detuvo en aquel lugar. Trato de calmarme, no quiero alterar a las enfermeras.
Estoy bien.
Un paso delante de otro, eso dijo mamá.
No quiero pensar en cuanto tiempo más deberé quedarme en el hospital, quiero volver a mi vida, saber que me he perdido durante este tiempo.
—¡Hijo! —Renato entra por la puerta corriendo.
Trato de sonreírle, hacerle ver que ahora estoy bien. Agradezco que no me abrace, no creo que mi cuerpo pudiera soportarlo, siento como si estuviera entumecido.
—Nos dijeron que no te forzáramos a hablar —se sienta en la silla, está conteniéndose de no llorar. —No sabes el susto que nos diste, llevas un mes en coma. Los médicos no dejaban de decir que pronto despertarías, ese pronto se transformó en semanas.
Un mes.
—Madeline va estar feliz de saber que despertaste...
Un mes dormido.
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Si me amas no me hieras
Romansa"Si algo esta destinado a ser, será" Se conocieron un día de invierno. Se enamoraron en invierno. Adrián tenía todo planeado, sus estudios, trabajo, su vida. Ella no estaba en sus planes. Era como el sol, demasiado deslumbrante como para acercarse...