Capítulo 37

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Gracias.

Gracias por enseñarme a amar.

Lise


—Llevan horas adentro. ¿Por qué no han salido a avisarnos?

Renato caminaba de un lado a otro. Stefan contuvo el impulso de pedirle que se sentara, todos estaban lo suficientemente nerviosos ya.

—Todo está bien —dijo Madeline, pero parecía que se lo decía a sí misma.

Lise entro, llevaba, desde que Adrián entro a emergencias, acosando a las enfermeras para que le den alguna noticia. No le dirigió la mirada a nadie, aparentemente no tuvo suerte, como las seis veces anteriores.

Anja y Ben se mantenían alejados del resto.

—Stefan —Danielle se acercó a su lado—, ¿Adrián va a estar bien?

—Por supuesto, recuerda de quien hablamos. Adrián no es de lo que se dan por vencido.

Por elección silenciosa parecía que Stefan era el que iba a tratar de contenerlos a todos. Miro a su madre —había evitado hacerlo desde que ingresaron— que lloraba desconsoladamente por Richard. Definitivamente Stefan era el único que se mantenía calmado, por el momento.

El médico salió al cabo de dos horas, tal vez más, había perdido la noción del tiempo. Todos se levantaron para rodearlo, quiso decirles que le dieran su espacio. Sus manos comenzaron a temblar.

—Familiares de Richard Davis —llamo una vez que le dieron espacio.

Gina se acercó presurosa. Stefan la imito, parecía que en cualquier momento sus piernas dejarían de responderle. El médico bajo la mirada hacia los papeles que llevaba, el minuto que tardó en responder fue todo lo que necesito para saberlo. Pero para Gina no fue suficiente.

—Lamento informarles que el... —su madre lanza un grito desgarrador.

No era la madre más ejemplar, pero era su madre al fin y al cabo. Verla sufrir de aquella manera le era doloroso. Todos permanecieron en silencio, dándoles su espacio.

—¡Está mintiendo! —Gina se aferró a la bata del doctor.

Renato se acercó para ayudarle.

—Vamos —le resulto raro hablarle de esa forma, con calma, tratando de que se tranquilizara.

—¡¡Nooo!!

—Mamá vamos afuera —Danielle se acercó para tomar su mano.

Renato hablo con una de las enfermeras para que le dieran un tranquilizante.

Gina no dejaba de pelear en los brazos de Stefan. El dolor que sentía Gina era desgarrador. Ese mismo dolor fue el que vio en su amigo el día en que su madre se fue. Fue el que todos sintieron. No era grato ver a Gina de esa manera, había cometido tantos errores, pero parecía que en verdad quería a ese hombre. Su cuerpo cayo inconsciente luego de la inyección, la acostó en una de las camas.

Antes de que pudiera llegar a sentarse Danielle corrió a abrazarlo.

—Mamá va a estar bien —la consoló.

—Es la primera vez que la llamas así, sin sarcasmo.

Stefan sonrió con tristeza. —¿Cómo estas Elle?

—Y también es la primera vez que me llamas de esa forma, siempre me dices Danielle.

—Estamos cambiando.

—¿Qué va a pasar ahora?

Solo pudo responder una frase que escucho durante mucho tiempo.

—Vamos a estar bien. Todo va a estar bien mientras estemos juntos.

Mamá Caro lo decía todo el tiempo.

Sin importar las noticias que el médico les diera, se iba a encargar de que esas palabras fueran ciertas. La familia en la que creció ya no existía. Sin embargo su otra familia, la que se formó a lo largo de los años persistía.

Iban a estar bien. Pasará lo que pasara ellos se mantendrían unidos. 

Si me amas no me hierasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora