¿TE GUSTA LO QUE VES?
MATTHEO RIDDLE
Me paro con lentitud y con un dolor en mi estómago para dirigirme a mi silla, podía ya respirar con normalidad pero igual me hizo molestar. ¿Quién se cree para pegarme?, ¿Acaso no sabe de quién soy hijo?, lo único por lo cual no le hago daño es porque los mellizos me caen bien. Si no, estaría sangrando hace unos segundos y pidiendo mi perdón.
Cuando me acomodo en mi silla, decido ignorarla y sigo escribiendo en el cuaderno que me regaló Theo el año pasado. Según el, era para expresarme, como un diario. Me parecía estúpido pero últimamente me estaba gustando más de lo normal.
Vuelvo a ponerme mis audífonos y estaba sonando "cigarette" de Shaya Zamora. Admito que me gusta mucho la música, me aísla de los demás lo cual siempre me resultaba satisfactorio.
Soy muy solitario, mis más cercanos son Theo y mi hermano Tom. Los demás eran amigos pero con ellos dos era con los que podía hablar de mis cosas. Más que todo Theo, Tom no le gusta que me vuelva vulnerable pero respeta mis opiniones. En cambio Theo, es otro hermano para mí. Al principio no nos entendíamos bien porque él es muy romántico y yo sigo siendo un palo seco, después de un tiempo nos volvimos más cercanos, aprendiendo del uno y del otro.
Admito que me gusta la compañía femenina. No soy de relaciones y menos de actos de cariño o afecto. Siempre soy sincero con todas las chicas antes de hacerlo. Puedo ser una mierda de persona pero prefiero que sepan con quien se estaban metiendo. Muchas al otro día me tratan como si fuera su novio y yo las humillo. Se les había dejado claro para que lleguen así como si nada, Patético.
Siento como me quitan los cascos de golpe y se me altera la cabeza. Miro hacia la derecha y ahí estaba esa estúpida con mis audífonos en las manos.
— ¿Puedes bajarle?, No puedo estudiar bien por tu estúpida bulla —su semblante era serio y su postura era idéntica a la de sus hermanos pero sus ojos tenían un café muy adictivo.— ¿Te gusta lo que ves? —Dice con voz sarcástica y tira mis audífonos a la mesa— Solo bájale al volumen Riddle —.
— Si quieres mi atención solo siéntate en mi regazo linda, no tienes que hacer un escándalo —le digo coqueteándole. Sus ojos se tuercen y empezó a maldecir. Apenas la conocí y me gustaba fastidiarla.
— Ya quisieras —se aleja dándome la espalda y puedo observar su trasero. La verdad tenía buenos atributos pero su trasero era otra cosa. La mamá de los mellizos es Latina, recuerdo la vez que vino a una reunión de padres y ella fue la madre más hermosa del curso. Es inevitable, su cuerpo era perfecto, como el de su hija— Sígueme mirando así y te juro que te arranco los ojos —.
— ¿Y perderme el gran culo que tienes?, No gracias —ella bufa, estaba molesta y su respiración era rápida. Es divertido verla así.
Decidió ignorarme y seguir en lo suyo. Yo tome mis audífonos para escuchar música pero esta vez dejé de escribir y empecé a verla. Su cabello era castaño como el de toda su familia, ondulado casi que crespo y y un poco despeinado, cejas definidas pero un poco gruesas y una nariz muy bonita. Sus mejillas eran grandes y sus labios delgados pero con una forma perfecta. No iba a negarlo, Ángeles es bonita. Más que todo por sus ojos, grandes y de un café claro. Su piel parecía suave y blanca, añadiendo que de su cuello colgaba un collar bonito el cual tenía una "M".
Mire hacia el reloj y faltaban treinta minutos. El tiempo se había pasado lento pero a la vez rápido, era algo que nunca me había pasado. Decidí concentrarme otra vez en el cuaderno. Había empezado a escribir sobre lo que vi antes de entrar al salón para el castigo, A los hermanos Grindelwald abrazándose.
Al principio me había dado igual, pero observarlos por esos diez segundos pude notar como entre los cuatro se cuidan. A pesar de ser de diferentes edades, se trataban como adultos pero no dejaban de ser unos niños. Verlos así me había transmitido mucha paz, era el momento de ellos, el momento de familia.
Un momento que nunca tendré, Pensé.
Cuando Mcgonagall llegó, volvi a la normalidad y solo intenté odiar ese momento pero no podía evitar pensar en cómo se sentirá que mi hermano me abrazara de esa manera o que mi padre me diera un abrazo sin que después me fuera a torturar. Era algo que anhelaba experimentar pero sabía que nunca va a suceder.
Envidiaba mucho a esa familia, eran perfectos. Dato curioso, mi padre los odia. Siempre nos decía que como es posible que unos sangre pura con mucho estrato podían darles igual con quien se juntaban o si convivían con Muggles. Aunque su odio era más por el Señor Grindelwald. Me había contado que de jóvenes eran colegas pero que el no quiso unirse al plan de padre, por amor.
Por eso mismo nos crió de esa manera. No quería que fuéramos vulnerables, el amor era un obstáculo. Cuando mi Padre se enteró que mamá era la vulnerabilidad de mi hermano y mía, nos obligó a ver cómo era asesinada por el mismo, por sus propias manos. Fue la primera y última vez que lloré y después de que papá me viera llorar, me empezó a torturar. Aunque su método funcionó, por eso somos como somos ahora mi hermano y yo.
Cerré el cuaderno y lo guardé en mi maleta. Saqué un cigarro de mi bolsillo y lo prendí para empezar a fumar, subí mis piernas a la mesa y empecé a relajarme un poco entonces cerré los ojos.
Empecé a escuchar la voz de Ángeles pero la ignoré, no quería que me molestara y menos ahora.
Siento como me quitan el cigarro de la boca y abrí los ojos de golpe para encontrármela otra vez frente a mi, me hizo hervir la sangre entonces me levanté con ira.
— ¿No paras de molestarme? —le digo con mi rostro de puño y veo como ella apaga el cigarro tirándolo al piso y pisándolo para después pararse encima de él— ¿Qué mierda te pasa Grindelwald? —Le digo más cerca de ella pero empiezo a escuchar como abren la puerta y puedo ver a Mcgonagall con nuestras varitas en la mano.
— Jóvenes el castigo acabó, pueden irse —.
Mis ojos vuelven a los de la castaña y la miro confundido.
¿Me había salvado?
Ella se aleja para ir por sus cosas y yo hago lo mismo.
Al estar por salir, le doy el paso a ella y me dobla los ojos para después agarrar su varita y salir. Agarro yo la mía y la alcanzo.
— ¿Me acabas de salvar, linda? —Me pongo a su lado y empiezo a tirarle un poco el coqueteo.
— Lo hice porque nos metíamos en un problema más los dos y no quiero más problemas —lo dice sin dejar de caminar y sin mirarme, estaba seria.— Me debes una Riddle —esta vez lo dice mirándome a los ojos.
No le dije nada, solo me quedé ahí, mirando sus ojos.
Que lindos son sus ojos.
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ADDICTED BROWN EYES M.R.
FanfictionEl amor, tan curativo y a la vez destructivo. Muchos significados y pocos que lo experimentan, pero eso no hará que una de los hermanos Grindelwald huya de él. Además ella tenía claro que hay una diferencia entre sentir atracción, en gustar y en ena...