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PERIÓDICO

ANGELES GRINDELWALD

El almuerzo en el gran comedor estaba casi que vacío, ya las vacaciones de navidad se estaban acercando y muchos estudiantes se empezaron a ir desde antes.

La victoria de Harry seguía disfrutándose, muchas personas pasaron de odiarlo a amarlo. Me parecía estúpido que lo hayan odiado por algo que él no hizo pero no los juzgo, si yo no conociera a Harry hubiera pensado lo mismo.

— Hola Harry —Las gemelas Patil pasaron juntas saludando a Harry y él se les queda viendo tomando su jugo. La fama lo tenía en los cielos a mi amigo, pero veo que él no voltea a verlas a ellas, voltea a ver a Cho Chang, la cual estaba con sus amigas en la mesa de al fondo. No tardan en darse cuenta que Harry la observa y le sonríe pero los nervios de mi amigo le juegan en contra repitiendo lo que pasó los primeros días aquí en hogwarts, botó el jugo que estaba en su boca.

— No me lo puedo creer —intento calmar mi risa pero era inevitable, ya van dos veces y con la misma chica.

— Cállate —se empieza a limpiar con desespero mientras me miraba de vez en cuando.

— ¡Es increíble! —La voz de hermione hace que los tres volteemos a mirarla. Si, ya Ron y Harry arreglaron su matrimonio y ya estaban bien— Mira lo que escribieron de ti —me entrega el periódico y la curiosidad me mato de un solo tiro. Mis ojos se posan en la página que había escrito Rita Skeeter y me mostraban a mí abrazándome con Digory. Esto no podía estar pasando.

— "La señorita Grindelwald, una ambiciosa chica parece tener un gusto por los jugadores del torneo. Su última presa según nuestras fuentes es nada menos que el bombón de Hufflepuf, Cedric Diggory" —mi voz era fastidiosa y chillona porque estaba imitando a esa periodista pesada y entrometida. De verdad que dolor de cabeza me daba— "no sabemos cómo Potter tomará esta decepción amorosa" —tiro el periódico a la mesa con molestia. Todo es culpa de Diggory, maldito niño me tenía fuera de casillas.

— Bueno, al menos ya no te emparejan conmigo —Harry se gana una mala mirada de mi parte lo cual hace que su risita se le desaparezca de la cara.

Mientras el momento fue interrumpido por un niño que le trajo una caja a Ron, empecé a recordar lo que pasó ese día en la primera prueba del torneo.

Necesitaba más información, al menos sé que lo que me estaba pasando tenía conexión con mis sueños. El niño Nito, la anciana, mi madre... aunque el libro que tengo escondido de los siete días, sentía que también tenía algo que ver. Ayer intenté leerlo pero no aparecían las palabras. Era confuso, supongo que tengo que estar completamente sola para hacerlo o a la misma hora de la noche de la vez pasada.

Aunque todo sería más fácil si le pregunto a mi mamá, tal vez ella tenga respuestas y sé que ella me las puede dar. Le preguntaré este fin de semana, a ver qué puedo conseguir de ella.

— ¡Hello! —el animado y bulloso saludo de Emma hace que salte de mi asiento y me saque de mis pensamientos— Lo siento, no quería que dejaras de pensar en Diggory —ella se ríe y yo solo le alzo la ceja— tranquila doña amargura, vengo a decirte que Mattheo, Tori y yo terminamos nuestra parte del trabajo para entregarlo hoy —Era cierto, el trabajo de Snape, lo había olvidado por completo así yo ya haya hecho mi parte.

— Está bien, ¿a qué hora quieres que lo entreguemos? —preguntó y Emma empieza a pensar mientras dobla su boca y mira hacia arriba, ella es tan expresiva.

— Si quieres vamos los cuatro después de almorzar, eso le había propuesto a los demás, encontrarnos a las dos afuera del salón de pociones —asiento y ella se va saltando y tarareando una canción.

ADDICTED BROWN EYES M.R.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora