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LUZ DE LUNA

ANGELES GRINDELWALD

Mattheo y yo estábamos en el jardín, según el que para hablar pero parecía hablando más para el mismo en su cabeza que para mí.

Estaba agotada, quería dormir porque el día a sido largo. Me puse de pie para irme pero sus palabras me detienen.

— Quiero pedirte perdón —.

Espera, ¿lo dijo?

— ¿Qué? —preguntó confundida.

Sus ojos ya no estaban oscuros, eran claros y al parecer estaba siendo sincero. Su rostro mostraba un arrepentimiento en la situación y eso me hizo sentir algo dentro de mí.

— Quiero pedirte perdón porque sé que estuvo mal lo que hice ese día. —me vuelvo a sentar para estar de nuevo frente a el— Herí tus sentimientos y eso me hizo sentir culpable, prefería mil veces que me llamaras "idiota" a que no me dijeras nada —solté una pequeña risa y esa sensación tan extraña que sentí, se volvió más fuerte.

Me sentía mejor con su disculpa así yo ya lo haya perdonado. No pensé que lo fuera hacer, es Mattheo Riddle.

— Mattheo yo ya te había perdonado. Así que está bien, déjalo así —me puse de pie de nuevo para irme pero él alcanzó a agarrar mi mano.

Sentí una pequeña electricidad cuando sentí su mano en la mía. Mi cuerpo empezó a erizarse desde nuestro tacto hasta todo mi cuerpo Y de nuevo, nuestros ojos se vuelven a conectar, solo que esta vez lo que sentía era mucho más fuerte desde la última vez. Era más... puro.

— Lo sé, pero en serio quería decírtelo. No quería quedarme con nada guardado —Por su forma en la que me sujetaba la mano el no quería que me fuera— Y no se... quería proponerte si quieres empezar de cero otra vez —.

Una risa se me escapa y un suspiro también, ¿en serio esto era real?

Dios mío Mattheo pero que me estás haciendo.

— Está bien —Puedo ver como una sonrisa sale de su rostro— Pero igual me sigues cayendo mal, idiota —él se ríe y empiezo a sentir como mis mejillas se tornan rojas.

— Que bueno volver a hablarte, Linda — Mi respiración se congela, sentía que hace mucho tiempo no me decía así.

— Cállate Riddle, eso no funciona conmigo —le digo levantando mi ceja y soltando mi agarre de su mano— Ve a descansar, se te nota en los ojos que estás agotado —.

— Lo sé, bailar salsa no es lo mío —No tardó en explotar a carcajadas, parecía un tronco pero de esos secos al bailar.

Cuando deje de reírme, pude notar que su mirada seguía en mí lo cual hizo que mis nervios volvieran a mi.

Escucho como Mattheo suelta un risa nerviosa y eso me pone más nerviosa a mi. Desvíe mi mirada al suelo, me asusta lo que me estaba haciendo sentir este chico pero era algo que me gustaba al mismo tiempo.

Y ahí estábamos, de nuevo a la luz de la luna. El sentado y yo de pie, cada uno en su mundo pero con una sonrisa en el rostro. Tomo el valor para volverlo a mirar pero para mi sorpresa, él ya lo estaba haciendo.

Sus ojos estaban brillando, como si estuviera viendo un cielo estrellado. Sus mejillas y su nariz tenían un rojizo leve pero tierno y sus labios estaban entre abiertos. Su rostro estaba relajado y no como todo el tiempo. Este Riddle me gustaba, una faceta que nunca pensé ver de el.

Sus ojos, Dios de verdad eran bellísimos.

Quisiera poder verlos más de cerca.

Bostezo un poco sintiendo ya el cansancio en mis ojos los cuales se entre cerraron un poco.

ADDICTED BROWN EYES M.R.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora