-Italy and an orange cap.

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Caminar por el paddock de Monza es como adentrarse en un universo paralelo lleno de adrenalina y expectación, donde el rugido de los motores se mezcla con el palpitar de la multitud y el aroma a gasolina impregna el aire

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Caminar por el paddock de Monza es como adentrarse en un universo paralelo lleno de adrenalina y expectación, donde el rugido de los motores se mezcla con el palpitar de la multitud y el aroma a gasolina impregna el aire.

Y tengo que resaltar que el ruido es realmente ensordecedor.

A mi lado, Asher y Mason me acompañan, pero en medio del bullicio me siento como si estuviera atravesando este lugar sola.

Es mi primera vez en este icónico circuito italiano, y cada paso que doy se siente como un pequeño salto hacia lo desconocido. Mis emociones están en un torbellino, una mezcla de emoción y nerviosismo que se agitan en mi interior.

Es muy distinto a Zandvoort, Monza parece ser un lugar donde la pasión por las carreras se respira en cada esquina, donde el color que resalta es el rojo, pero los demás equipos también están presentes con fanáticos ansiosos.

La energía en el aire es palpable, una mezcla de expectativa y emoción que se eleva con cada paso que damos.

Al llegar al garaje, un sinfín de empleados vestidos de naranja se mueven de un lado a otro, parece agotador, pero en el fondo de todo ese armonioso caos me encuentro con la sonrisa amistosa de Oscar, el compañero de Lando.

—Miren quién volvió. —la sonrisa brillante ilumina todo su rostro.

Lo saludé con la mano antes de acercarme a él.

—Hola Oscar, ¿Cómo éstas? —dije con entusiasmo, devolviendo su sonrisa contagiosa.

—Muy bien, es genial verte por aquí. —respondió, con un brillo de emoción en sus ojos. —Espero que esta vez sí te quedes para la fiesta post carrera.

Levante las cejas con sorpresa.

—¿Me estás invitando a una fiesta? —pregunte con diversión.

—Sí, claro que sí, Nirvana. —respondió con un leve color rojo en las mejillas. —Estoy seguro de que a todos les gustaría verte por allí.

Su entusiasmo era palpable, y yo no podía evitar contagiarme de su energía positiva.

Me giré para ver qué opinaba Mason, y a la distancia, asintió con la cabeza mostrando su acuerdo mientras observaba con asombro su alrededor.

Parecía no ser la única hipnotizada por el ambiente.

—Claro, será divertido.

Mientras tanto, los fanáticos continuaban su alboroto alrededor de nosotros, gritando los nombres de sus pilotos favoritos y agitando banderas con fervor. Era como si estuviéramos en el epicentro de una tormenta de pasión y emoción, y yo me encontraba en medio de todo ello, abrumada pero emocionada por la experiencia nueva.

Pero mi atención se desvió cuando noté la presencia de Lando acercándose hacia nosotros con una expresión indecisa en el rostro, en segundos, una sensación de nerviosismo se apoderó de mí mientras me preparaba para lo que vendría a continuación.

Teardrops on my guitar | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora