La energía del Gran Premio de Brasil era diferente a cualquiera de los otros al que asistí. Desde que bajamos del avión, podíamos sentir el calor sofocante, la vibración en el aire, como si todo São Paulo estuviera preparado para el caos y la emoción que traería la Fórmula 1. Las calles eran una mezcla de colores vibrantes y gente con banderas, camisetas y gorros que llevan los nombres de sus pilotos favoritos.
Era imposible no contagiarse de la adrenalina que flotaba en el aire.
Lando y yo llegamos juntos al circuito, como lo habíamos hecho muchas veces antes, pero esta vez... era diferente. No sabía en qué momento exacto la interacción entre nosotros había cambiado. Antes todo era ligero, distante, casi inocente, pero ahora había algo más en sus palabras, en la forma en que me miraba. Y, lo peor, o tal vez lo mejor de todo, era que yo también lo sentía. Un cosquilleo recorría mi columna cada vez que él me rozaba al caminar, una corriente eléctrica que hacía difícil pensar con claridad.
Los fotógrafos ya nos estaban esperando en la entrada.
Era imposible escapar de las cámaras cuando llegabas al paddock con alguien como Lando. Los flashes estallan a nuestro alrededor como si estuviéramos caminando sobre una alfombra roja, y me vi obligado a poner mi mejor sonrisa para las cámaras, aunque por dentro mis pensamientos estaban a mil por hora.
—Vaya, parece que te estás robando toda la atención. —murmuró, cerca de mi oído mientras pasábamos por la fila de fotógrafos.
Sentí el calor subir a mis mejillas de inmediato, y traté de mantener la compostura, pero era complicado con él tan cerca.
Su voz era suave, pero lo suficientemente audible como para que sólo yo pudiera oírlo. Reí torpemente, como si su comentario no hubiera hecho que mi estómago diera una vuelta completa.
—¿Yo? Por favor, solo estoy aquí para hacerte compañía. —respondí, intentando sonar ligera, pero mi voz traicionó mi nerviosismo.
Me dio una de esas sonrisas que iluminan todo a su alrededor.
—Claro, y yo soy el piloto menos popular de la parrilla. —dijo, girando los ojos de forma exagerada, pero su tono era juguetón.
Reí, sintiendo que el nerviosismo se desvanecía un poco, aunque aún había un cosquilleo en mi estómago.
—Lo que sea que estés fumando, Norris, deberías dejarlo. —bromeó, tratando de sonar casual, aunque sabía que el tono de mis palabras no coincidía con mi expresión.
Lando solo sonrío, esa sonrisa suya que era casi letal, y se encogió de hombros.
Él siempre parecía saber qué decir para hacerme reír, pero esta vez era diferente. Esta vez, cada palabra, cada mirada, venía cargada de algo más, una especie de electricidad que me tenía a la defensiva, pero también emocionada.
Mientras avanzábamos por el paddock, noté que nuestras manos se rozaban ocasionalmente al caminar. No era nada del otro mundo, algo completamente accidental, o al menos eso quería pensar. Pero cada vez que nuestros dedos se tocaban, una descarga me recorría el cuerpo. Como si el simple contacto con él tuviera el poder de sacarme de mi centro.
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Teardrops on my guitar | Lando Norris
FanfictionEn el glamoroso escenario de la Fórmula 1, donde la velocidad es ley y los secretos se esconden detrás de las curvas, el piloto carismático Lando Norris y la prometedora cantante Nirvana Sinclair se ven envueltos en un juego de relaciones públicas q...