En el glamoroso escenario de la Fórmula 1, donde la velocidad es ley y los secretos se esconden detrás de las curvas, el piloto carismático Lando Norris y la prometedora cantante Nirvana Sinclair se ven envueltos en un juego de relaciones públicas q...
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Pov- Lando Norris.
El día había sido perfecto.
Subir al podio en Italia era un sueño hecho realidad. El rugido de la multitud, los flashes de las cámaras, y la adrenalina de la carrera aún recorrían mi cuerpo.
Todos los aplausos, y el trofeo en mis manos, se sentían como un reconocimiento a todo el trabajo duro, a las interminables horas en el simulador, a cada sesión de entrenamiento y a cada sacrificio hecho. Sentía una mezcla de orgullo y alivio, como si todo el esfuerzo finalmente hubiera valido la pena.
Pero después de toda la celebración, necesitaba un momento para mí, para alejarme del bullicio y procesar todo lo que había sucedido. La emoción de estar en el podio comenzaba a ceder, dejando paso a un cansancio profundo.
Las luces del paddock eran brillantes, y el ruido de la gente riendo y conversando llenaba el aire. Las carpas de los equipos se erguían imponentes, y los colores vivos de las banderas ondeando al viento contrastaban con el cielo que comenzaba a oscurecerse.
Mientras deambulaba, escuché unas voces familiares que se acercaban.
Instintivamente, me escondí detrás de una pila de neumáticos apilados junto a una de las carpas, sin querer interrumpir. El olor a caucho y gasolina me envolvía, pero me concentré en las voces que venían del otro lado.
¿Por qué me había escondido? No tenía ni idea, había sido un tonto instinto.
—La verdad es que era realmente complicado. —dijo Nirvana, su voz adoptando un tono más serio y confidencial. —Al principio parecía genial, pero luego mostró su verdadero rostro. Manipulador y controlador. Hace que todo se sienta... demasiado.
Sentí una punzada en el pecho al escuchar esas palabras. ¿Estaba hablando de mí?
Me acerqué un poco más, sin hacer ruido, para escuchar mejor. Mi corazón comenzó a latir con fuerza.
—No parece ese tipo de hombre. —comentó otra voz distinta, una de hombre.
Creo que es la voz de Logan.
—Pero lo es, a veces es tan agobiante. —continuó ella. —Siempre intenta controlarme, manipularme. Llegó a un punto en el que me sentía atrapada, como si no pudiera respirar. —suspiro de forma pesada, y yo contuve la respiración involuntariamente. —Hacía todo para que las cosas parecieran perfectas por fuera, pero por dentro era un caos.
Mi corazón se hundió. ¿De verdad pensaba eso de mí? Una mezcla de tristeza y enojo comenzó a invadir mi mente.
Me aparté un poco, tratando de procesar lo que había oído.
La frustración comenzó a apoderarse de mí.
¿Así es como me veía?
Todo el trabajo, todo el esfuerzo que había puesto no solo en mi carrera, sino también en nuestro trato... ¿era realmente, así como me percibía?
