El sol de la mañana se filtraba por las ventanillas de la camioneta, haciéndome imposible dormir una corta siesta de camino al hotel. Frustrada, me estiré perezosamente en mi asiento, disfrutando de la comodidad por un momento antes de recordar dónde estaba. Austin. El Gran Premio. Una mezcla de emoción y nerviosismo recorrió mi cuerpo. No había venido solo por obligación esta vez; quería estar aquí. Quería ver la carrera, la adrenalina, el rugido de los motores, y, aunque me costara admitirlo, quería ver a Lando.
Mason conducía con tranquilidad la camioneta que habíamos alquilado en el aeropuerto.
Cuando llegamos al hotel, noté como la entrada estaba llena de fanáticos y periodistas que esperaban a que alguno de los pilotos saliera a saludar, todos moviéndose con una energía palpable.
Con varios "permiso" y con la gran ayuda de mi representante, logramos llegar hasta la recepción para recoger la llave de las habitaciones.
Mason pidió las suyas con una urgencia increíble.
—Necesito dormir al menos dos horas antes de ir al paddock. —me avisó, pero casi parecía una súplica. —Pero si necesitas...
Le sonreí con empatía, interrumpiéndolo antes de que pudiera seguir.
—Tranquilo, yo puedo. —tome mi maleta. —Ve a descansar.
Y eso fue todo lo que necesito para casi correr al ascensor, negué con la cabeza divertida.
Cuando fue mi turno, la mujer detrás del escritorio me llamó.
—Buenos días, ¿En qué puedo ayudarla? —preguntó la recepcionista, con una sonrisa profesional.
—Hola, tengo una reserva a nombre de Nirvana Sinclair. —respondí, devolviéndole la sonrisa.
La recepcionista tecleó mi nombre en la computadora y frunció el ceño por un momento, como si algo no cuadrara.
—Perdone, ¿No habían venido ya a buscar esta llave?
Me detuve, sorprendida.
—No, es la primera vez que la pido. —respondí, confundida.
La recepcionista asintió lentamente, todavía con una expresión de duda en su rostro.
—Aquí tiene, señorita. —dijo finalmente, entregándome la tarjeta de la habitación.
Mientras estiraba la mano para recibirla, ella continuó mirándome con curiosidad.
Tal vez Stella la había buscado por mí, pensé, tratando de encontrar una explicación lógica mientras me dirigía al ascensor. Ella siempre estaba adelantándose a nosotros, asegurándose de que todo estuviera en orden para mí. Pero Mason no había mencionado nada sobre mi llave, podría haberlo hecho para ahorrarme tiempo.
El ascensor subió suavemente hasta el piso indicado.
Caminé por el pasillo, arrastrando mi maleta, hasta encontrar la puerta de mi habitación. Inserté la tarjeta en la cerradura electrónica y empujé la puerta con la cadera, entrando con un suspiro de alivio. Finalmente, un momento para descansar antes del largo día que nos esperaba.
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Teardrops on my guitar | Lando Norris
FanfictionEn el glamoroso escenario de la Fórmula 1, donde la velocidad es ley y los secretos se esconden detrás de las curvas, el piloto carismático Lando Norris y la prometedora cantante Nirvana Sinclair se ven envueltos en un juego de relaciones públicas q...