-I couldn't if I tried.

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Mi mente estaba llena de caos mientras me sentaba en una de las mesas del fondo de la cafetería, tratando de procesar mis pensamientos uno a la vez

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Mi mente estaba llena de caos mientras me sentaba en una de las mesas del fondo de la cafetería, tratando de procesar mis pensamientos uno a la vez.

Me sentía observada, solía pasar inadvertida delante de los demás, pero hoy algunas personas se habían girado con curiosidad mientras caminaba hasta mi lugar de siempre, y eso me producía un cosquilleo nervioso en la punta de los dedos.

—¡Ivy! —saludo con emoción Sophia, la barista. —No puedo creer que estés de vuelta por aquí.

—He vuelto. —le di una media sonrisa. —Es imposible encontrar un mejor café que el tuyo.

Sus mejillas se tiñeron de un leve rojo.

—Bueno, me alegra que estes de regreso. —parecía querer decir algo más, pero vaciló por un momento antes de continuar. —La verdad es que se ha hablado bastante de ti últimamente, después de que te vieron en varias noticias...

Mis nervios se intensificaron ante su comentario.

Estaba segura de que todas esas noticias no hablaban de mi música, y la idea de que la prensa estuviera hablando de mí por las razones equivocadas me hacía sentir incómoda.

Traté de mantener la compostura mientras esperaba que Sophia continuará.

—Pero recuerda no existe la mala publicidad, y además, la mayoría de las personas aquí te aprecian y te respetan, siempre saldremos a defenderte. —añadió rápidamente, acompañado de un guiño de ojo. —Y aquí tienes tu café, el de siempre.

Agradecí con un gesto de cabeza mientras tomaba la taza entre mis manos temblorosas. Mientras llevaba el primer sorbo a mis labios, sentí cómo el calor reconfortante del café recorría mi cuerpo, pero no pudo calmar los nervios que seguían retorciéndose en mi interior.

Me sentía inquieta desde el fin de semana. Durante todo el domingo, mi teléfono había sonado una y otra vez, mostrando el nombre de Lando en la pantalla.

Cada llamada era un recordatorio de todo lo que estaba haciendo mal, de las expectativas que había creado y de cómo todo había comenzado a desmoronarse por mi culpa.

No pude encontrar la fuerza para contestar ninguna de sus llamadas. No sabía qué decirle, cómo explicarle lo que había pasado, ni cómo enfrentar la tormenta que se avecinaba.

A medida que las horas pasaron, las llamadas se volvieron menos frecuentes, hasta que finalmente cesaron por completo.

En algún punto Lando se rindió, y al principio pensé que era lo mejor.

Pero poco después me encontré sintiéndome un poco culpable por ignorarlo de esa manera, pero no pude evitarlo. Necesitaba tiempo para procesar todo lo que estaba sucediendo en mi vida, tiempo para entender mis propios sentimientos.

En medio de todo el caos emocional, me di cuenta de que una nueva persona había entrado en la cafetería y era quien se estaba llevando las miradas curiosas ahora.

Teardrops on my guitar | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora