En el glamoroso escenario de la Fórmula 1, donde la velocidad es ley y los secretos se esconden detrás de las curvas, el piloto carismático Lando Norris y la prometedora cantante Nirvana Sinclair se ven envueltos en un juego de relaciones públicas q...
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Estoy sentada en el estudio, rodeada de instrumentos y equipos de grabación, con Asher frente al piano y yo con la guitarra en mano.
Mis dedos recorren las cuerdas de la guitarra, mientras tarareo algunas letras y acordes en la guitarra, Asher crea una melodía suave y reconfortante en el piano, sus manos ágiles deslizándose sobre las teclas con destreza.
A medida que la melodía se va desarrollando, puedo sentir cómo las notas llenan el aire del estudio, creando una atmósfera de creatividad y colaboración.
A pesar de mis preocupaciones, me siento inspirado por la música, encontrando consuelo en la armonía que creamos juntos.
Las letras fluyen en mi mente, fragmentos de emociones y experiencias que anhelan ser expresados en forma de música.
Cierro los ojos y dejo que mi voz se eleve en el aire, cantando palabras que aún no tienen forma, dejando que la melodía me guíe hacia lugares desconocidos.
—¿Estás bien, Ivy? —pregunta mi amigo, su voz suave interrumpiendo la melodía. Levantó la mirada hacia él, encontrando en sus ojos preocupación.
Siento un nudo en la garganta, tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que siento.
—No del todo, Ash. —confieso, mirando hacia abajo para evitar su mirada penetrante y dejando que la música se desvanezca en el fondo. —Anoche fue... extraño.
Asher asiente comprensivamente, invitándome a compartir mis pensamientos.
—¿Qué pasó? —pregunta, su tono suave y reconfortante.
Respiro profundamente, tratando de ordenar mis pensamientos antes de hablar.
—Tuve una interacción extraña con Lando en la fiesta. —empiezo, sintiendo el peso de la confusión en mis hombros. —Todo es bastante confuso, y no sé si quiero seguir con esto, con este trato.
La expresión de mi amigo se vuelve seria mientras escucha atentamente mis palabras.
—Entiendo que están haciendo esto por algo que beneficiara a las dos partes. —responde, colocando una mano reconfortante en mi hombro. —Pero, es importante que tú te sientas cómoda y segura, ¿Él te hace sentir de esa forma?
No pude dejar escapar una risa amargada.
No, claramente Lando Norris no me hacía sentir cómoda ni segura.
Todas las interacciones que habíamos tenido habían sido tensas, llenas de sarcasmo y mala predisposición de su parte.
—Me confunde, ¿Sabes? —admito, avergonzada por sentirme de esa forma. —No lo entiendo ni tampoco entiendo su forma de actuar, y eso me frustra.
—Tal vez está igual de confundido que tú con todo esto. —me sugiere, colocando una mano sobre la mía con un gesto de solidaridad.
—O tal vez solo sea un imbécil. —susurro, dejando escapar un suspiro de resignación.
