Capítulo 37

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Las cosas se me estaban saliendo de las manos. Junto a las cenizas, desenterré recuerdos, sentimientos y frustraciones que se hacían más presentes que nunca. Me sentía agobiada, como con el agua hasta el cuello y pataleando para no ahogarme. Mi vieja manía de morderme las uñas regresó con fuerza. Mis hábitos alimenticios eran un chiste: pasaba de comer demasiado a saltarme algunas comidas. Si había algo más inestable que eso, era mi estado de ánimo. Parecía que cualquier cosa me fastidiaba y no tenía ganas de salir del cuarto. Pese a todo lo anterior, lo que más me preocupaba eran mis sueños.

Empecé a tener el mismo sueño cada noche. Estaba en el bosque, perdida y a solas. A lo lejos, alcanzaba a vislumbrar a una chica de espaldas: era pelirroja y usaba un vestido blanco que le llegaba a los talones. Trataba de alcanzarla, pero se alejaba entre los árboles. No importaba que tan rápido corriera, ella siempre era más rápida. Unas veces se reía, otras veces sonaba angustiada. En mi último sueño, su vestido y sus brazos estaban sucios de tierra. Me angustiaba irme a dormir por temor a soñar algo peor.

Hablaba con mis amigas a diario. Intenté ser abierta sobre lo que sentía, pero a menudo omitía detalles importantes como mi plan de exponer a Charles de nuevo. Lo más seguro era que fuese un secreto por el momento. Con la poca información que le di, María José me recordó técnicas para manejar la ansiedad y me dio unos consejos. Los puse en práctica, pero, pese a que me aliviaban un poco, sentía que no era suficiente. Mi malestar acabaría cortando de raíz el último cabo de mi pasado que me atormentaba: Charles Waldorf.

Eric aún no me había dado razón sobre el vídeo. La espera era angustiosa. El único momento donde podía olvidarme de ello, aunque fuese por un rato, era con Katheleen. Cuando estábamos juntas, mis pensamientos caóticos simplemente se apagaban. Teníamos el mejor sexo: apasionado, intenso y revoltoso... De esos en los que se pierde cualquier noción de realidad. Cuando no, nuestras charlas, besos y abrazos bastaban para hacerme sentir segura. Sin embargo, las cosas estaban extrañas desde nuestra última discusión.

El silencio se tornó incómodo y nuestras conversaciones parecían forzadas. Katheleen no volvió a hacer preguntas sobre lo de Dhasia, pero era evidente que estaba molesta por las cosas que le ocultaba. Ella era demasiado inteligente como para deducir que algo estaba ocurriendo. Deseaba contarle todo, refugiarme en sus brazos y decirle que la necesitaba más que nunca, pero no quería que se convirtiera en un blanco. Charles no tenía problema en encontrar la debilidad de las personas y atacar donde más doliera. Si algo malo le sucedía por mi culpa, jamás podría perdonármelo. Es por eso que estaba empeñada en mantenerla al margen, aunque nuestra relación se debilitara.

***

El lunes en la mañana estaba buscando en mi ropa algo formal para usar mientras sostenía mi celular entre mi hombro y mi cuello. Hace días, Katheleen me contó que una importante revista de economía quería entrevistarla para la sección de gerentes destacados. A raíz de la foto viral, su imagen pública se elevó por los aires, igual que la de su empresa. Al principio me dijo que no quería convertirlo en un circo mediático, pero luego se le ocurrió que sería una buena oportunidad para que conociera a la editora y le hablara de la fundación y la idea de expandirla a la ciudad. Según Katheleen, ella podría interesarse en hacer un reportaje al respecto. O, cuando menos, nos serviría tenerla como contacto para el futuro. Así fue como quedamos en que estaría en la empresa unos minutos antes de que su entrevista terminara.

—Bueno, puedo usar una blusa formal, pero los únicos pantalones que traje son de jean —le dije.

—No importa —sonaba tranquila—. La editora es bastante joven y moderna. Sólo tienes que presentarte, causar una buena impresión y contarle sobre tus planes.

—Mis planes... ¿Te refieres a esa idea que hablamos una sola vez, justo después de tener sexo?

Ella se echó a reír.

SERENDIPIA PARTE III: KATHELEENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora