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Seohan tenía muchísimas dificultades para concentrarse en los informes que tenía en la mano. De hecho, no podía evitar tamborilear los dedos contra la mesa o hacer que su mirada se volviera hacia la tableta electrónica de vez en cuando hasta que terminaba jugando con el botón de encendido. En realidad, había una parte en su "frecuencia cardíaca" que crecía cada vez más y más hasta un punto en que cerró los ojos y suspiró con toda su fuerza. Los ejecutivos, que parecían insatisfechos con el contenido de la reunión, intercambiaron miradas el uno con el otro y luego se notaron muy incómodos.

"¿Director?"

Los párpados de Seohan no se levantaron ni siquiera cuando el ejecutivo lo llamó.

"¿Está todo bien?"

Sin embargo, en ese momento, una luz roja parpadeó en la pantalla de la tableta que Seohan miraba ocasionalmente así que, cuando esto ya había llamado la atención de todos los hombres que estaban junto a él en la sala de conferencias, la pantalla parpadeó y comenzó a emitir unos pitidos excepcionalmente fuertes que hicieron que más de uno se cubrieran los oidos. En ese momento, los ojos de Seohan, que habían estado fuertemente cerrados como si no fueran a abrirse nunca, salieron a la vista con un aire dorado que ocasionó que los ejecutivos, que eran todos humanos, se pusieran rígidos ante la sensación de ver una luz que no era para nada natural en una persona.

Un hombre miró la tableta mientras hablaba:

"Hay un gran problema con la división de áreas en parques temáticos. Queríamos saber si..."

"..."

"¿Señor?"

De nuevo no hubo respuesta. Seohan solo frunció el ceño mientras se desplazaba rápidamente por la pantalla de la tableta, que emitía sonidos de advertencia como si estuviera a punto de explotar, y luego presionó aquí y allá como si quisiera saber cuál era el error en los informes. Al parecer, aunque los niveles hormonales de Do-yeong habían estado extraños desde hace unos días, justo ahora indicaba que las hormonas sexuales de su cuerpo eran más altos que el promedio establecido. De hecho, la tableta mostraba una ventana roja en lugar de la verde que aparecía con normalidad, y a veces la luz parpadeaba para mostrarle que estaba excitado. Esto sucedía especialmente cuando los dos estaban juntos por lo que se había vuelto menos alerta y se acostumbró a descuidarlo. Ahora por supuesto que no debería marcar nada como esto y además, era la primera vez que escuchaba ese tipo de alarma.

Cambió la pantalla a un formato de gráfico para poder ver el flujo general, le dió click en la derecha y esperó hasta que apareció una barra que se movía gradualmente hacia arriba y hacia abajo de manera inconstante. Y antes de que pudiera siquiera mirar los números, el panorama cambió de nuevo y apareció un texto de notificación en el centro que decía:

[Entrando en fase de celo. Por favor, tome sus precauciones.]

Completamente en negritas.

Los ojos de Seohan brillaron de nuevo. No estaba en Corea justo ahora y entendió que Doyeong no tenía ningún supresor porque cuando se lo llevó a su casa no le dio el tiempo suficiente para empacar todo lo necesario. Tampoco le había comprado uno nuevo y ¡Carajo! ¡Incluso pensó que tardaría un tiempo en regresarle porque estaba dándole de comer a los bebés! ¿¡Por qué de todos los escenarios posibles tenía que ser justo ahora!?

E ignorando las miradas extrañadas de los ejecutivos, sacó su celular para intentar hablarle a Woon...

Pero fue Myeong-han quien apareció brillando en la pantalla.

"¿Qué pasó con Doyeong?"

[... ¿Cómo sabes qué pasó algo?]

"¿¡Qué pasó!?"

[¡Es que no sé nada sobre los gatos! Te juro por Dios que no fue a propósito, solo... Lo toqué un poco y el olor comenzó a cambiarle de inmediato.]

"Maldita..."

Seohan reprimió con fuerza la maldición que estaba a punto de salir de su boca. La mano que sostenía el teléfono celular tomó tanta fuerza que sus dedos se volvieron blancos.  

"¿Qué le hiciste?"

[Yo sólo estaba tratando de ayudar. Quería... ¡Lo molesté un momento ¿De acuerdo?! Dejé salir mis feromonas un segundo y luego él comenzó a actuar extraño y a oler muy dulce. Estoy seguro de que está en celo ¡Toda la casa huele a eso!]

"¡Cierra la puta boca y...! Toma a Jinhan de los cabellos de ser necesario y sal de inmediato de la casa. No vuelvan hasta que yo te diga que es seguro".

[No creo que hacerlo de los cabellos sea conveniente.]

"¡¡Lee Myeong Han!!"

Myeonghan, que estaba respondiendo en broma, dejó de hablar cuando escuchó el tono tan amenazante de Seohan y finalmente respondió que "confiara en él."
Por otro lado, su secretario, un hombre bestia mestizo que se encontraba lejos, se acercó, se inclinó un momento y miró el aviso de advertencia que aparecía cubriendo prácticamente toda la tableta.

"Mi señor..."

Por lo que Seohan se levantó y habló con los ejecutivos mientras ordenaba los botones desaliñados de su traje.

"Reprogramemos la fecha de la reunión. Pido disculpas".

Así que los hombres, preguntándose qué le había pasado, se levantaron de sus asientos y abandonaron la sala de conferencias uno tras otro mientras revisaban sus propios celulares o comenzaban a hablar mal de él a sus espaldas. Y cuando los humanos desaparecieron por completo, entonces el secretario tomó su maletín y comenzó a buscar su agenda:

"¿Volvemos a Corea? Compraré el primer vuelo así que lo llevaré al aeropuerto de inmediato, mi señor".

Pero Seohan, que se sentía mal debido a la preocupación y la ansiedad, solo podía pensar en el pobre gato que se había quedado completamente solo en casa y recordó que, por lo que había escuchado, su celo era mucho más doloroso que el de otras bestias por lo que hasta hubo un momento en el que le pareció lógico que no recordara nada de la noche en la que se embarazó.

Y ahora él...

Seohan puso su mano sobre la mesa:

"No podemos conducir hasta el aeropuerto en hora pico." Tomó la tableta y habló otra vez: "Vamos a la azotea. Llama al helicóptero. ¡Tengo que llegar a Corea ya así que más les vale que no me hagan esperar tanto tiempo!"

Después de que Seohan terminara de hablar y abandonara la sala de conferencias, el secretario rápidamente exhaló y se aflojó completamente la corbata. Que dijera eso y que se comportara de esa forma era algo que nunca había experimentado en todos estos años sirviendo como su empleado así que no sabía cómo reaccionar al respecto. Pero ser secretario era un puesto que su familia había desempeñado de generación en generación por lo que, habiendo escuchado la historia desafortunada del señor Kim, instintivamente supo que para evitar ser despedido por incompetente o muy lento, tenía que permitir que Seohan pusiera sus pies en suelo coreano esa misma tarde ¡Abriría un camino invisible en el cielo de ser necesario!

Incluso si eso significaba tener que cometer un par de actos ilegales en el proceso.

Un gato viviendo en la guarida de un tigre.(Traducción Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora